La Secretaría de Cultura federal entrega restaurada la escultura virreinal de san Antonio de Padua a la feligresía de Jiutepec

Con una procesión, a solo tres meses de su repatriación desde Estados Unidos, y luego de un proceso de restauración, la escultura virreinal de san Antonio de Padua retornó al Templo de Santiago Apóstol, del que fue hurtado hace 20 años.

La secretaria de Cultura del Gobierno de México, Alejandra Frausto Guerrero, encabezó la ceremonia de entrega-recepción de la talla devocional del siglo XVIII, a la feligresía del municipio morelense, donde destacó que la colaboración entre autoridades culturales, judiciales y diplomáticas de ambos países permitió la restitución de esta imagen, luego que un museo de Texas alertara de su localización.

Esta acción, dijo, es reflejo del impacto de la voz que desde el Gobierno de México se ha lanzado contra el tráfico ilícito de bienes culturales, a través de la campaña #MiPatrimonioNoSeVende, la cual ha permitido la recuperación de aproximadamente 9 mil 500 de ellos, en esta administración.

Ante la comunidad de Jiutepec, Morelos, la funcionaria expresó que su presencia y la de varios miembros de su equipo, entre ellos la subsecretaria de Desarrollo Cultural, Marina Núñez Bespalova, y el director general de Sitios y Monumentos, Arturo Balandrano Campos, es muestra del compromiso adquirido para que en 2023 concluya la rehabilitación de la parroquia, afectada por los sismos de 2017, y al año siguiente pueda celebrarse por lo alto su fiesta patronal.

“Como servidores públicos, todos los involucrados en la reconstrucción cumpliremos con nuestra responsabilidad. La emergencia no termina hasta que concluyamos el último de los 3 mil 500 inmuebles patrimoniales que resultaron afectados por los eventos sísmicos. El regreso de san Antonio de Padua es un símbolo de esperanza, de recuperar aquello que creíamos totalmente perdido”, manifestó Frausto Guerrero.

Al respecto, el director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Diego Prieto Hernández, explicó que antes de la contingencia sanitaria por la COVID-19, en el Templo de Santiago Apóstol se llevaron a cabo trabajos para restituirle la estabilidad estructural, apuntalando el sector de la nave con un andamiaje y consolidando muros testeros, arcos formeros, bóvedas y cúpula.

Se destinó un millón 376 mil pesos en esas medidas preventivas inmediatas, y casi 58 millones del seguro contratado por el instituto. Para 2023, se tiene programado el ejercicio de más de 31 millones 640 mil pesos para concluir trabajos en la nave y la torre-campanario, lo que implicará la restitución de aplanados, molduras, aplicación de color e instalación eléctrica, entre otras labores. En tanto, se avanzará en el proyecto de intervención del exconvento franciscano del siglo XVI.

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