Lo que empezó como una disputa en unas entidades de Estados Unidos, culminará en un caos farmacéutico en todo el país norteamericano. Quieren denegar el acceso al acceso al método abortivo más usado, un fármaco que mezclado con el misoprostol les brinda a las mujeres que deseen interrumpir el embarazo la efectividad y seguridad en más del 90 por ciento de los casos. La distribución de la mifepristona está en juego, sin embargo el actual gobierno federal de la mencionada región anunció que impugnará la decisión legal ante la Corte Suprema, esto luego de las restricciones impuestas por un tribunal federal.
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Quieren defender la mifepristona de la Administración de Medicamentos
No dejarán que el fármaco desaparezca de la noche a la mañana tras sus más de 20 años de circulación, al menos así lo externó la actual administración estadounidense. Impugnarán ante la Corte Suprema las restricciones impuestas por un tribunal federal de apelaciones a la píldora abortiva mifepristona, cuyo acceso está amenazado por una batalla judicial. El gabinete de Joe Biden irá a la instancia “para defender el juicio científico” de la Administración de Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) “y proteger el acceso de los estadounidenses a una atención reproductiva segura y eficaz”, dijo el fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland.
La píldora abortiva dentro de un campo de batalla por el aborto seguro y eficaz
Este fármaco se ha convertido en el cuadrilátero legal que impide el aborto legal libre y seguro. Hay tantos defensores como opositores al derecho a la interrupción del embarazo. Sin embargo en estos últimos intentan prohibirla en todo el país, pese a haber sido aprobada hace más de 20 años. La realidad es que más de la mitad de los abortos —un 53 por ciento de Estados Unidos— en el 2020, fueron con medicamentos, al menos así lo confirmó el Instituto Guttmacher.
Esto es mucho menos que lo consumido en países europeos como: Francia, donde actualmente la mifepristona está autorizado desde 1988 y los abortos médicos representaron alrededor del 70 por ciento de las interrupciones voluntarias del embarazo en 2020. Aunado a esto, debemos explicar que esta píldora abortiva es algo diferente a la del “día después” —que pueden utilizar las mujeres luego de tener relaciones sexuales, para prevenir un embarazo—. En sí, ésta se toma para inducir un aborto una vez la mujer confirma que está embarazada.
El método está autorizado en Estados Unidos y en muchos países, y en realidad se utilizan los dos medicamentos para propiciar un aborto seguro y eficaz, o sea el misoprostol con la mifepristona.
- El primero que se debe de tomar es la mifepristona (o RU 486), que detiene el desarrollo del embarazo al actuar sobre una hormona llamada progesterona.
- El segundo, el misoprostol, se toma uno o dos días después y provoca contracciones y sangrado.
Para este método no es necesario acudir a un hospital, pues en al aborto, la mujer se encuentra en su domicilio o en el lugar que elija, y solo debe cuidarse como si estuviera en su periodo menstrual.
¿Es eficaz o presenta riesgos?
Es sumamente eficaz, seguro y fácil de recurrir. Los abortos con mifepristona y misoprostol —dentro del plazo permitido— son el método más confiable para interrumpir el embarazo. En más del 95 por ciento de los casos son efectivos, según varios estudios. Asimismo, presentan pocas complicaciones —demasiado sangrado, fiebre, infección, reacción alérgica— que requieran consulta médica. No obstante las pastillas no funcionan en caso de embarazo ectópico —fuera del útero, 2 por ciento de los embarazos—.
¿Cómo comenzó la situación en Estados Unidos?
El comienzo de esta disputa detonó cuando, la agencia estadounidense de los medicamentos (FDA) autorizó el método con mifepristona y misoprostol (FDA) desde el año 2000. Al comienzo se permitía hasta las siete semanas de embarazo y más tarde se extendió a 10 semanas después del último período menstrual. Fuera de ese plazo, las mujeres que quieran abortar deben recurrir a un aborto por aspiración. Pero desde el verano pasado una decena de entidades estadounidenses declararon ilegal el aborto, después de un fallo judicial del Tribunal Supremo que les autoriza legislar sobre la materia. En estos estados los abortos médicos están prohibidos.
