El papa Francisco aprobó el decreto para la canonización de los llamados mártires de Tlaxcala, los niños indígenas mexicanos Cristóbal, Juan y Antonio asesinados en 1527 el primero y 1529 los otros dos por profesar la fe cristiana.
En audiencia con el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, pronunció: “Ellos no necesitaban ningún milagro. Solo por el hecho de ser muertos en nombre de Cristo es más que suficiente” (esto es habitual en los casos de martirio).
La misa se dio el 15 de octubre de 2017 en la Plaza de San Pedro, sin embargo, no se ha registrado ningún avance en la construcción de su templo, por lo que aún son adorados en una pequeña iglesia ubicada en San Esteban Tizatlán.
Con información de H. Lorenzo