Es diferente
Vicente Morales Pérez
En el ambiente nacional se gesta una sensación de alegría y también de nostalgia. Son una serie de emociones agridulces en donde el sentimiento del triunfo y el cierre de un ciclo se combinan. A diferencia de otras sucesiones sexenales en la presidencia de la república, en donde los ciudadanos están cansados, decepcionados y contando las horas para observar la salida de otro presidente que llegó con un costal de promesas y se despide con el repudio del pueblo de México, hoy las cosas son diferentes.
La elección de 2018 despertó la participación del pueblo y generó una alta expectativa para todas y todos. Considero que fue por mucho superior a los sueños de la elección del año 2000 en donde perdía por primera vez el Partido Revolucionario Institucional la presidencia de México. En los primero años de gobierno de Fox, la decepción de inmediato apareció.
Podemos decir con orgullo que tenemos a un líder cuya estatura moral y rebeldía lo llevaron a conquistar la cúspide de la política mexicana. El fraude electoral de 2006 y la inequidad en la elección de 2012 no lo hicieron titubear y se mantuvo inquebrantable ante el poder.
Hoy sabemos que el presidente Andrés Manuel López Obrador se ha ganado a pulso un lugar en la historia de México. Será recordado como el mandatario que desafío al Estado neoliberal y en su lugar sentó las bases para el Estado de Bienestar.
Fuimos testigos y protagonistas de la Cuarta Transformación y eso es motivo de orgullo. Gracias a los libros y a los historiadores conocemos el proceso de la Independencia de México, la trascendencia de la Guerra de Reforma y las conquistas de la Revolución Mexicana. Muchos analistas apuntaban que en 2010 debería vivirse un nuevo movimiento social. El reloj de la historia apuntó a 2018 y tuvieron que pasar solamente algunos años, para que ese nuevo proceso de transformación llegará a México por la vía democrática.
Hemos sido testigos de la política social más grande y humana que ningún otro presidente de México haya emprendido. Los programas sociales hoy tienen rango constitucional y eso genera una serenidad muy especial en el pueblo.
Torpes y mentirosas fueron las voces que auguraban que el presidente Andrés Manuel López Obrador buscaría su reelección. Hoy queda firme su vocación democrática y su amor a México. Otros han intentado manchar su legado tildándolo de misógino y diciendo que tiene una deuda con las mujeres; pero hoy tenemos a una mujer electa como la primera presidenta de México y esto confirma su visión humana y su compromiso con las mujeres de nuestra patria.
Sabemos que su legado y sus ideales seguirán orientando el destino de México. Tenemos claro que la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo cuidará el legado de la Cuarta Transformación. Estamos en los últimos meses del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y se respira esperanza y también nostalgia.
“Solo el pueblo, puede salvar al pueblo”
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