Pensar, decir y hacer: responsabilidad de la 4T

Estoicos en la política

 

Vicente Morales Pérez

Amables lectores, en esta ocasión he querido compartirles una reflexión sobre la filosofía estoica y como esta podría contribuir a mejorar la política. El estoicismo fue una corriente filosófica fundada por Zenón de Citio en Atenas a principios del siglo III a. C.; para ellos el mundo del ser humano debería gobernarse a través de la razón y al mismo tiempo, esto traducirse en un principio divino.

Para los estoicos los bienes materiales, el placer, el lujo y la ostentación generaban un apego que terminaba por pervertir al hombre. La falta de control en las emociones y ser arrastrado por la ira o la tristeza también eran sinónimos de debilidad para los estoicos. Para ellos, la razón o el “logos” son el motivo para avanzar hacia la sabiduría. Eran hombre forjados en la reflexión y también en el combate. No se trataba de un grupo de filósofos que vivieran en el abstracto o la omniausencia, podríamos decir que vivían con intensidad y una visión admirable de la vida.

Zenón de Cito decía “El hombre conquista al mundo al conquistarse a sí mismo” y este ha sido un principio universal en el arte de la guerra y el gobierno. Dominar los impulsos y la corrupción del pensamiento es una tarea difícil de lograr, pero sin duda, la política necesita de mujeres y hombres que sean capaces del autocontrol, que puedan dominarse y caminar bajo el ideal de la virtud en el arte de la política.

Marco Aurelio expresaba que “El arte de la vida es más parecido a luchar que a bailar” y esta es una realidad. En la política como en la vida cotidiana enfrentamos diferentes tipos y niveles de conflicto. Es necesario que quienes participamos en la vida pública estemos habituados a ver la confrontación de ideas, el debate ideológico y el conflicto institucional como una parte esencial e incluso necesaria en la democracia.

Finalmente, he querido dejar la cita más valiosa de Marco Aurelio para cerrar estas líneas “Memento mori” y se traduce como “Recuerda que morirás” y, por lo tanto, debemos trabajar con intensidad, hacer de la política un arte para la transformación social. Afanarnos por lo material puede incluso resultar torpe, cuando recordamos que la vida es efímera y lo trascendente es lo que rebasa la berrera del tiempo. Por eso, deberíamos aspirar a tocar la vida de miles de seres humanos y ser recordados como personas de virtud, de bondad y de justicia.

El pensamiento estoico puede transformar a la política.

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