Pensar, decir y hacer: responsabilidad de la 4T


Vicente Morales Pérez

El pasado 15 de septiembre de 2024 pasará a la historia no solo como una fecha de conmemoración del grito de Independencia, sino también como el día en que se consolidó un hito en la historia del poder judicial en México. En esta fecha, la reforma judicial impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) fue oficialmente publicada, marcando un antes y un después en el país. Este significativo avance no solo celebra el inicio del movimiento de Independencia de México de las cadenas coloniales, sino que también establece un nuevo paradigma para la justicia en nuestro tiempo, la cual rompe las ataduras de la cleptocracia que por mucho tiempo prevaleció en esta casta privilegiada.
En su último Grito de Independencia en el Zócalo de la Ciudad de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador demostró, una vez más, su compromiso inquebrantable con la transformación del país. Sus arengas resonaron con una pasión y un propósito renovados, reflejando el espíritu de lucha y de cambio que ha caracterizado a su administración. Este grito no solo recordó la valentía de aquellos que buscaron la libertad hace más de dos siglos, sino que también marcó el inicio de una nueva era para la justicia mexicana.
La reforma judicial, aprobada por el Congreso de la Unión y los congresos estatales, representa una de las victorias más significativas de la Cuarta Transformación. Esta reforma establece un nuevo marco para la elección de ministros, jueces y magistrados, quienes ahora serán seleccionados mediante el voto popular. Este cambio fundamental responde a la necesidad de una justicia más cercana a la ciudadanía, transparente y verdaderamente independiente.
Es innegable que la reforma judicial es un testimonio del compromiso del presidente Andrés Manuel López Obrador con la democratización y la equidad en todos los aspectos del gobierno. Al permitir que la elección de los integrantes del poder judicial sea una decisión del pueblo, se fortalece la confianza en el sistema judicial y se promueve una mayor rendición de cuentas. Este paso es crucial para garantizar que los poderes judiciales estén alineados con los derechos de los ciudadanos, y no con intereses particulares o élites.
Es importante destacar la valentía y la determinación de los diputados y senadores que respaldaron esta reforma. Su apoyo no solo refleja una visión compartida para un México más justo, sino también una disposición a desafiar el statu quo en favor del bien común. La labor de estos legisladores debe ser reconocida y celebrada, ya que, sin su compromiso y trabajo arduo, esta reforma no habría sido posible. Ellos, junto con el presidente López Obrador, han mostrado que es posible transformar estructuras profundas para mejorar la vida de todos los mexicanos.
Además, la aprobación de la reforma por parte de los congresos estatales es un testimonio del consenso y el apoyo a nivel nacional hacia un sistema judicial renovado. Esto subraya la voluntad del país de avanzar hacia una justicia más inclusiva y democrática. El hecho de que esta reforma haya sido publicada en la conmemoración de la Independencia nacional refuerza el simbolismo de la libertad y la justicia en la historia de México.
Al mirar hacia el futuro, esta reforma judicial no solo representa un cambio en la forma en que se elige a los jueces, sino también una oportunidad para reformar la manera en que se administra la justicia. Un sistema judicial elegido por el pueblo tiene el potencial de ser más representativo y sensible a las necesidades de los ciudadanos. Esta renovación contribuirá a un entorno en el que la justicia es no solo un ideal, sino una realidad tangible para todos.
El impacto de esta reforma será profundo y duradero. En lugar de un sistema judicial lejano y a menudo percibido como intransigente, ahora se establece un mecanismo donde la participación ciudadana y la transparencia son fundamentales. Esto fortalecerá la confianza pública en las instituciones y asegurará que la justicia sea una verdadera extensión del deseo colectivo de equidad y responsabilidad.
El Grito de Independencia de este año marca un momento crucial en la historia de México, no solo al celebrar la libertad obtenida hace más de dos siglos, sino al inaugurar una nueva era de justicia democrática y participativa. La reforma judicial y el compromiso de nuestros legisladores y congresos estatales son el testimonio del avance hacia una sociedad más justa y equitativa. Este hito histórico nos recuerda que la lucha por la justicia es continua y que cada paso hacia adelante es una victoria para el pueblo mexicano.
¡Viva la Cuarta Transformación!
¡Viva la Independencia de México!
¡Viva la reforma al poder judicial!

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