Apizaco, un gobierno de promesas incumplidas

S. López
* Inseguridad, servicios municipales deficientes, baches en las calles y la ineficiencia de la autoridad municipal, son cosa de todos los días en el municipio rielero
A la mitad del plazo de 100 días propiamente impuesto cuando rindió protesta como presidente municipal de Apizaco, Javier Rivera Bonilla no registra avance para el cumplimiento de sus promesas: ni la inseguridad pública disminuido, ni la rehabilitación de calles ha iniciado, ni los servicios municipales son bien atendidos y ni los baches han sido cubiertos.
La carencia de recursos ha sido el pretexto que el alcalde, proveniente de las filas del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), ha encontrado como mejor argumento para el incumplimiento de sus compromisos.
Y mientras la ciudad de Apizaco y sus comunidades y colonias enfrentan innumerables problemas cotidianos, el ayuntamiento que encabeza Javier Rivera Bonilla no atina a salir de su parálisis, con el argumento de la carencia de recursos presupuestales.
Si bien acusa que recibió del panista Pablo Badillo Sánchez una administración municipal llena de irregularidades, hasta el momento no ha precisado de qué tipo son las anomalías, ni ha presentado denuncia alguna ante la recién creada Fiscalía General de Justicia del Estado.
En medio de esa parálisis gubernamental, Rivera Bonilla ha perdido ya el bono del cual toda autoridad goza al iniciar su periodo. La población del municipio reclama cada vez más la falta de acción de las autoridades municipales.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) siete de cada 10 apizaquences se sienten inseguros cuando caminan por las calles, cuando van al cajero automático o cuando acuden a una institución bancaria.
A esa grave situación se suma otra: Apizaco no cuenta, siquiera, con un director de Seguridad Pública que coordine y encabece los esfuerzos de los policías municipales. Y más: pretende designar en esa posición a un militar, replicando la estrategia federal iniciada por el ahora expresidente Andrés Manuel López Obrador y que hasta ahora no ha dado resultados, según los expertos en la materia.
Los baches continúan en las principales calles de la ciudad. Transporte público y privado sufren las consecuencias de la inacción, sobre todo derivado de la temporada de lluvias, donde llantas y suspensiones han sufrido averías provocando gastos extra e inesperados de sus propietarios debido a la reparación de automóviles y la compra de nuevas refacciones. Mientras, el ayuntamiento no asume responsabilidades.
Lo mismo sucede en el caso de los servicios municipales. El descontrol impera en el ayuntamiento rielero y con ello la inconformidad ciudadana al ver que los montones de basura continúan periódicamente, fomentando la presencia de roedores y animales caninos.
El bono con el cual llegó Javier Rivera Bonilla se ha terminado más rápido de lo anticipado por la propia autoridad municipal. No se trata solamente de la ciudadanía, en las calles, sino en el propio ayuntamiento, lo cual refleja la ingobernabilidad interna que existe desde el primer día de septiembre.

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