La ausencia de la ciencia
El punto central del veredicto contra el gobierno mexicano y sus defensores de la Cuarta Transformación en el panel internacional de controversia en cuanto a la producción y uso del maíz transgénico es su ausencia de ciencia. Su ignorancia (o su fingimiento).
Intentar después de los análisis de expertos extranjeros un veto constitucional (darle la vuelta, se le llama), recuerda mucho las acusaciones contra Copérnico cuando se atrevió a describir los movimientos de la Tierra y el sol, como escribió Jean Bodin; sólo a un loco se le puede ocurrir eso. Pero detrás de todo (dice Peter Watson en “Ideas”), subyace siempre una idea dogmática:
“…las objeciones más encarnizadas fueron aquellas de quienes descubrieron que la teoría de Copérnico entraba en conflicto con las Sagradas Escrituras”.
Eso era en el siglo XVI.
Pero hoy estamos en el XXI, cuando “las innovaciones (op.cit) en los ámbitos de la medicina, los medios de comunicación, el transporte y la industria (aquí incluiría yo la biotecnología tanto para fines de reproducción humana como fecundación in vitro, etc., o de modificación genética de los vegetales), traen consigo libertades sociales y políticas, y contribuyen así a un proceso de democratización para todos…”
Esto quiere decir, los beneficios de la ciencia (vacunas, trasplantes, cosechas más abundantes y con mayor sustentabilidad, etc.), producen mejores sociedades.
Sobre los argumentos anteriores se podrá decir, no tienen relación con los hechos de ahora ni con defenderse de las conclusiones del ya dicho panel internacional en abierta exhibición de nuestra incapacidad para debatir fuera de la “Teología de la Transformación”.
Para contrarrestar, propongo estos argumentos de un científico mexicano, egresado (como otros y otras) de la UNAM y miembro del Colegio Nacional. Bolívar Zapata (premio Nacional y Príncipe de Asturias, entre otros). De seguro sabe más.
“(Facultad de Química).-“…Bolívar Zapata aseguró que los transgénicos están satanizados por ignorancia y no hay evidencia científica sólida que avale su rechazo…
“Subrayó que entidades tan reconocidas como la OMS, la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos o la COFEPRIS de México, avalan los alimentos transgénicos.
“México debe estar atento, preocupado y ocupado por su soberanía alimentaria. Se deben buscar las estrategias y los mecanismos para depender cada día más de nuestras propias capacidades y menos de las compañías transnacionales, que hoy son dueñas de las semillas de maíz transgénico y, también, de una proporción importante de las semillas híbridas de maíz convencional (no-GM) que más se utilizan en el país”, expresó.
“En ese sentido, dijo que es fundamental fortalecer la generación de conocimiento científico para la producción de alimentos y que, en especial, se debe impulsar la Biotecnología agrícola, así como el uso de los transgénicos, para apoyar el fortalecimiento del campo mexicano.
“La única estrategia real que existe en México para paliar y contender con necesidades y problemas nacionales, como ocurre en muchos otros países, es desarrollar tecnología propia, en este caso variedades de semillas mejoradas, incluyendo las transgénicas, por grupos de investigación y desarrollo tecnológico
Mexicanos…
“Los alimentos transgénicos, se consumen desde hace mucho y en especial el maíz, en muchos tipos de alimentos procesados y naturales.
“Por ejemplo, indicó, en Estados Unidos más del 96 por ciento del maíz que se siembra es de origen transgénico, y lo consumen humanos y animales, mientras que en México el 30 por ciento del maíz que se importa es transgénico.
“…Asimismo, apuntó que, en promedio, la adopción de tecnología biotecnológica ha reducido en 37 por ciento el uso de pesticidas químicos, ha incrementado las cosechas en 22 por ciento, y ha incrementado las ganancias de los agricultores en 68 por ciento en el mundo.
“…La Biotecnología es una tecnología poderosa que debe usarse de manera responsable y debe ser accesible para aquellos campesinos y productores que quieran utilizarla”.
Pero aquí la Constitución (versión 4-T de las Sagradas Escrituras), lo prohibirá por encima de la ciencia.