M. Hernández

Este viernes 17 de enero, el Sindicato “7 de mayo” celebró su Asamblea Ordinaria en el Centro Cultural Universitario (CCU), en un evento que, aunque transcurrió sin mayores altercados, dejó al descubierto varias denuncias de irregularidades por parte de los trabajadores.

A pesar de que la convocatoria fue realizada por la dirigencia encabezada por Karina Erazo Rodríguez, el inicio formal de la reunión a las 9:45 de la mañana se dio en medio de un auditorio con una asistencia por debajo de las expectativas.

Acudiendo poco más de mil trabajadores, según testigos, este número fue suficiente para cumplir con el quórum requerido, pero la dinámica de la asamblea pronto levantó sospechas.

De acuerdo con declaraciones de algunos trabajadores, muchos se retiraron al notar que la dinámica no permitía la libre participación, ya que consideraban que esta fue una reunión prediseñada.

En este sentido, varias voces del sindicato, incluso entre aquellos suspendidos de sus derechos, denunciaron que se les impidió el acceso al evento, algunos calificaron la asamblea de “farsa”, y cuestionaron la veracidad del informe presentado por la dirigencia, al asegurar que las cifras expuestas carecían de respaldo y presentaban una visión distorsionada de la realidad.

Las denuncias sobre el manejo autoritario de la asamblea reflejan una creciente inconformidad dentro del sindicato, ya que la falta de debate y las acusaciones de manipulación de los informes y la asistencia son solo algunos de los puntos de fricción que marcan las tensiones internas, a las cuales la dirigencia no ha respondido hasta el momento.