Claudia Orozco
El proceso de evaluación para elegir jueces y magistrados en Tlaxcala avanza entre sombras y sospechas, ya que la presidenta del Poder Judicial, Anel Bañuelos Meneses, ha reconocido públicamente que desconoce si hay magistrados y jueces inscritos, lo que demuestra un preocupante nivel de opacidad en una elección que debería ser transparente.
Ya que si ni la máxima autoridad judicial del estado tiene acceso a la información, se pone en duda las garantías que tienen los ciudadanos de que este proceso no está siendo manipulados.
El Comité de Evaluación Estatal, en lugar de garantizar transparencia, ha convertido la selección en un enigma político donde los nombres de los aspirantes se ocultan deliberadamente.
Con la fecha límite de inscripción ya vencida y la revelación de folios programada para el 13 de febrero, el hermetismo solo refuerza la sospecha de que las cartas ya están marcadas.
Este proceso no solo pone en duda la independencia del Poder Judicial, sino que también expone la posible injerencia de intereses ajenos a la justicia.