M. Hernández
El desarme de dos policías estatales en Zacatelco por un grupo armado no solo evidencia la vulnerabilidad de las fuerzas de seguridad, sino que también deja al descubierto el nulo control que las autoridades tienen sobre la violencia en la región.
A plena luz del día y sin resistencia, los oficiales fueron despojados de sus armas, radios y teléfonos, quedando completamente incomunicados, lo que expone graves fallas en los protocolos de vigilancia y reacción de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).
Resulta aún más alarmante que el ataque ocurriera en la misma zona donde, el año pasado, dos policías fueron linchados tras el asesinato de un taxista.
Lo que pone en duda sobre dónde está la estrategia para evitar que Zacatelco se convierta en tierra sin ley, ya que la impunidad con la que operan los delincuentes prevalece .
Esto sin que ninguna autoridad se percate o actúe de inmediato, lo que demuestra que la inseguridad no es solo un problema de criminales, sino de un sistema de seguridad deficiente y sobrepasado.
Mientras los agresores siguen libres y los policías desarmados, la ciudadanía queda nuevamente en la incertidumbre, dejando en evidencia que en Zacatelco el miedo y la impunidad son los verdaderos gobernantes.
LATEST
