Claudia Orozco
La reciente determinación del dirigente estatal del PAN, Ángelo Gutiérrez, de convertir el Comité Directivo Municipal de Tlaxcala en una delegación, ha encendido los ánimos entre la militancia.
La medida fue notificada a la presidenta municipal del partido, Mirza Amaral, sin previo aviso ni sustento en un procedimiento formal, lo que ha sido interpretado como un acto de imposición y represalia.
De acuerdo con Amaral, su negativa a acatar órdenes irregulares, como el desalojo de oficinas partidistas y la exigencia de rendición de cuentas sobre el uso de prerrogativas estatales, motivaron esta acción.
Además, denunció la falta de respuesta a sus solicitudes de información financiera, lo que refuerza las acusaciones de opacidad y concentración del poder al interior del partido.
La dirigencia municipal había desarrollado diversas actividades de fortalecimiento partidista y apoyo social, mientras que ahora, la falta de claridad sobre el destino de los recursos y la sanción sin proceso previo exponen una crisis de legitimidad en la conducción del PAN en Tlaxcala.
Mirza Amaral hizo un llamado a la militancia para exigir transparencia, respeto a los estatutos y un verdadero compromiso con los principios democráticos del partido.