TLÁHUAC, ESPEJO DE TODO MAL

El surgimiento de Tláhuac como tema de atención mediática y política, es uno de esos fenómenos cuya naturaleza exhibe todos los pecados de la vida pública mexicana y nos muestra la evidencia de cómo puede ser crónico el desajuste; progresiva la enfermedad y nula la política de fondo.

No bastan las pruebas del enriquecimiento inexplicable de Rigoberto Salgado, no es suficiente el alud de señalamientos. Hasta hoy, excepto el tibio y al parecer simplemente declarativo interés de la inútil Asamblea Legislativa de la CDMX de remover del caro al jefe delegacional, no se han dado pasos visibles para imponer el orden. Ni siquiera en el caso de los “mototaxistas”.

Pero eso sí, el caso ha sido suficiente para pronunciamientos políticos rimbombantes, de esta naturaleza. Copio este mensaje del PRD en el DF (aun no le cambian el indicativo a su correo electrónico). Es un monumento al cinismo, a la lambisconería y al fino arte del bla, bla, bla.

“…Ante el alud de evidencias en contra del hasta hoy jefe delegacional de Morena en Tláhuac, Rigoberto Salgado, mismas que cada vez son más graves, el PRD-CDMX hace un exhorto a las autoridades locales y federales a investigar a profundidad pero sin demora, con transparencia, profesionalismo, cada uno de los lamentables hechos y a los personajes relacionados con la operación del grupo criminal liderado por el delincuente conocido como “El Ojos”.

“El presidente del PRD-CDMX, Raúl Flores, lamentó y repudió la cínica complicidad de las dirigencias nacional y estatal de Morena, de sus diputadas y diputados, y jefas y jefes delegacionales, al proteger, apoyar y justificar los actos y omisiones con los que Rigoberto Salgado Vázquez contribuyó a sembrar la desesperanza de los familiares de los desaparecidos; a generar un ambiente de miedo y zozobra entre habitantes de Tláhuac; a fomentar el deterioro social incrementado el consumo de drogas entre los adolescentes y jóvenes; y las extorsiones que sufren miles de negocios, así como el florecimiento de la narco cultura que degrada a las mujeres y aliena a los jóvenes hacia la violencia y la ilegalidad…”

Esta columna lo ignora, pero supone quién le escribió ese comunicado a Raúl Flores. O fue Caridad Bravo Adamas o fue Félix B.Caignet. Solamente alguno de esos genios de la radionovela o la telenovela pudo hacer semejante papasal.

A ver: ¿tiene algún desperdicio esta parrafada?:

“…Rigoberto Salgado Vázquez contribuyó a sembrar la desesperanza de los familiares de los desaparecidos; a generar un ambiente de miedo y zozobra entre habitantes de Tláhuac; a fomentar el deterioro social incrementado el consumo de drogas entre los adolescentes y jóvenes; y las extorsiones que sufren miles de negocios, así como el florecimiento de la narco cultura que degrada a las mujeres y aliena a los jóvenes hacia la violencia y la ilegalidad…”

–¿Cuál debería ser el castigo para quien siembra la desesperanza pero además fomenta el deterioro social y para acabarla de “ingar” degrada a las mujeres y aliena a los jóvenes hacia la violencia y la ilegalidad?

Obviamente nadie puede defender a Salgado quien ha hecho de Tláhuac el Iguala de la CDMX; con eso de trenzar las actividades delictivas con el ejercicio administrativo, como hizo José Luis Abarca frente al silencio del PRD. Pero la memoria es selectiva y corta. Se acuerdan sólo de las cosas de su conveniencia, como al parecer olvida Flores cómo ocurrían las cosas cuando su partido gobernaba esa región.

–¿O este pus existe sólo desde la ganancia electoral de Morena?

Obviamente López Obrador pepena parejo. En su leva caben todos y así se alza con Salgado o con Eva Cadena o con Delfina Gómez o, en su tiempo, con el mismo Flores.

Coyotes de la misma loma.

RIUS

Recuerdo un cartón  de Rius en “La prensa” donde lo conocí hace 50 años. En una mesa de taberna está sentado un charro de sombrero ancho y negro. Sus bigotes escurridos imitaban los del “Indio” Fernández. El globito con el texto decía más o menos:

“A mí me vale el cine nacional,  mientras el banco me siga pagando mis borracheras”.

Ese cartón fue premonitorio. Años después, en una esquina del restaurante de los Estudios Churubusco, “El indio” bebía de esa singular y desmesurada manera.

La caricatura aquella no fue publicada. Formó parte después de un librito llamado “Cartones rechazados” y fue de alguna manera el punto de arranque para la obra editorial propia de Rius en Editorial Posada con “Los agachados”, “Los supermachos” y sus textos de historia ilustrada con temas diversos, como “Cuba para principiantes” o cualquiera de esa serie, para lo cual fue indispensable el genio financiero y comercial de Guillermo Mendizábal.

Rius se volvió vegetariano, fue precursor de los veganos (Lo primero es la panza). Siguió con una firmeza ideológica notable y se recluyó en Morelos donde cada mañana saludaba el roquedal de la tormenta de piedras de Tepoztlán.

Algo se le debe reconocer: muy pocos han hecho tanto como él por la lectura inteligente. Nunca pudo la SEP igualar el volumen y la diversidad de sus textos.

A su manera Rius fue un formador político y un  divulgador cultural y también un exacto profeta del desastre.

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