Si bien es cierto que el sistema político priísta que se erige sobre la relación presidente de la república-PRI nació con el triunfo de la Revolución Mexicana, con la Constitución de 1917 y con la fundación del Partido Nacional Revolucionario en 1929, el presidencialismo dominante lo diseñó el presidente Plutarco Elías Calles.
La fundación del presidencialismo como eje del sistema político priísta nació en la reunión de Elías Calles con un grupo de generales de los tres grados –brigadieres, de brigada y divisionarios– el 5 de septiembre de 1928. Apenas dos meses antes el presidente electo Alvaro Obregón había arrasado en las urnas con su primera reelección con el 95% de los votos, aunque no sólo por simpatía sino porque en 1927 había ordenado asesinar a los carismáticos generales Francisco Serrano y Arnulfo R. Gómez, ambos en campaña para la presidencia de 1928.
Esa reunión, recogida en una minuta titulada “La junta de generales”, fue convocada por Elías Calles para dos peticiones concretas: que ningún general aspirara a la presidencia interina ni a la presidencia constitucional y que los generales le dieran al presidente Elías Calles la facultad de operar ambos procesos. Los generales eran el factor real de poder del país, inclusive por encima del presidente de la república. Por eso el señalamiento de que la disputa por la silla presidencial entre generales derivaría en una nueva guerra civil.
Los generales aceptaron las dos peticiones de Elías Calles, y entre ellos estuvieron dos que luego se alzarían en armas contra el gobierno –José Escobar y Saturnino Cedillo– y uno que dijo que no le interesaba la presidencia, aunque sería candidato opositor en las presidenciales de 1940: Juan Andreu Almazán. Sin el liderazgo de Obregón, los militares se subordinaron al liderazgo de Elías Calles como el garante de la distribución del poder.
A partir del poder presidencial con el apoyo de los generales y con el control de los legisladores, Elías Calles dio el paso siguiente para consolidar una verdadera estructura de poder, la institucionalización real de la política y del gobierno: la creación de un partido desde el poder y controlado por la presidencia.
A través de ese partido Elías Calles concentró en la presidencia los hilos del poder efectivo; el modelo Elías Calles fue perfeccionado por el presidente Cárdenas cuando transformó el PNR en el Partido de la Revolución Mexicana y le dio sus cuatro pilares corporativos de poder: obreros, campesinos, clases populares y militares subordinados al presidente de la república vía el partido.
La decisión central del sistema político priísta, la que resume el poder absoluto del presidente de la república, es la designación directa del candidato presidencial por el presidente saliente. Sin ese poder en acto, el PRI pierde el poder y la presidencia de la república disminuye dominación. Trasladar a las bases el poder de decisión en la designación del candidato presidencial representa la derrota del PRI, como se vio en el 2000 cuando Zedillo no puso candidato y en el 2006 cuando Madrazo se auto impuso con el PAN en la presidencia.
Los que desean el fin histórico del PRI, por tanto, deberán apoyar a los disidentes para quitarle al presidente Peña Nieto la facultad de designar al candidato presidencial del PRI. Y enterrar definitivamente a Elías Calles y al sistema político priísta.