Fueron Diego Rivera, Frida Kahlo y Tina Modotti los que despertaron en Patti Smith el interés por México cuando tenía apenas 16 años de edad, pero lo que la hizo ver esta tierra de manera distinta y generar cariño fue un viaje al país cuando tenía 22 años, experiencia que recordó este viernes cuando llegó a la Galería Kurimanzutto de la Ciudad de México.
Vestida en tonos oscuros, con el pelo largo y cano cayendo sobre sus hombros, Patti Smith se sentó, frente a la prensa, acompañada del guitarrista Lenny Kaye. Habló de todo lo que se le preguntó y pasó por distintos estados de ánimo.
Fue enérgica cuando habló del poder de los jóvenes y de la sociedad en generar cambios; sonrió cuando recordó su visita a México en sus 20 descubriendo un café delicioso y conociendo el arte del país y la bondad de la gente; expresó su nostalgia por el cambio de los cafés donde antes se hacía poesía y que hoy “son ruidosos, llenos de movimiento” y se dijo avergonzada cuando habló de lo que está pasando actualmente con México y con Donald Trump.
“Me siento muy apenada, me avergüenza en lo que Estados Unidos se ha convertido, él (Trump) no me representa, él no es mi presidente”, dijo con un tono grave, con mirada seria y enseguida habló de tres cosas que considera, son las peores que está haciendo el Presidente de EU.
“La primera es presentar un terrible ejemplo para el mundo con su comportamiento, no está calificado, es un bulleador, no es muy inteligente, excepto en su propio mundo. El impacto que está causando respecto al tema del medio ambiente y con la salud y la seguridad de la población migrantes es deplorable, la manera en la que él habla de México es algo que pensé que nunca podría hacer”, dijo enfatizando que hay mucha gente que está luchando contra todas esas cosas diario, y que ella no es Trump, pero aún así se siente avergonzada.
Hace tiempo, dijo, trabajó con mexicanos y si hay algo que puede decir al respecto es que siempre recibió ayuda, siempre fueron amables con ella, como lo fueron cuando a los 22 entró a una iglesia y pasó algo muy curioso, algo que tal vez podría ser realismo mágico. Una mujer le encargó, sin más ni menos, a un bebé y desapareció por un rato. Cuando volvió lo tomó nuevamente en sus brazos e invitó a Smith a comer a su casa. Ninguna hablaba el idioma de la otra, pero se entendieron perfectamente. Al final de ese encuentro se abrazaron y se despidieron.
Es por eso que reiteró tantas veces su vergüenza por la situación entre ambos países. Incluso se disculpó por no saber español y dijo que de pronto quienes hablan inglés van por el mundo sin aprender otros idiomas.
Aplaude a Dylan. A finales de 2016, Smith acudió a recoger el Premio Nobel de Literatura dedicado a Bob Dylan. Algo que consideró acertado por todo lo que representa.
“No le dieron el premio a Bob Dylan por la literatura o por la poesía, se lo dieron por su influencia en la cultura, Bob Dylan ha sido y es una influencia en la cultura, por su poesía de protesta, sus canciones de protesta, canciones por los derechos civiles, el medio ambiente”, comentó.
El proyecto con el que la artista llega a nuestro país se titula Café La Habana Sessionss, que está integrado por una muestra fotográfica que se expone en el Café La Habana, una lectura de poesía este sábado en La Casa del Lago y un espectacular ubicado en la calle Sonora 128 con una de sus piezas. En la imagen que se puede apreciar desde la calle aparece el número 52769777. Al llamar, responde la voz de Smith leyendo un poema en un susurro cómplice. La muestra fotográfica y el espectacular estarán disponibles para el público hasta el 31 de noviembre. Poco antes de dejar la galería, Patti Smith se levantó, Lenny tomó la guitarra y cantaron “Power to the people”.