Redacción
En video tomado por Ucrania, una nube de humo y breve destello de luz señala que otro grupo de tropas rusas está a punto de morir.
En algunas ocasiones, sólo es una décima de segundo antes de que la luz pegue contra un tanque o vehículo blindado que inesperadamente estalla en humo y llamas, usualmente destruyéndose desde el interior mientras explota la munición que cae dentro.
Al volver a reproducir los videos usualmente muestran a soldados ucranianos antes del ataque, patrullando hasta un punto de emboscada con unos tubos grandes de color verde en sus espaldas —cada uno es un regalo de Gran Bretaña.
En tal vez 15 segundos, y en algunas ocasiones más rápido que eso, los soldados pueden sacar el arma, enfocar la mira, quitar el seguro y esperar que aparezca su presa.
Los tubos verdes son llamados NLAWs, Armas Ligeras Antitanques de Nueva Generación.
Son el resultado de décadas de investigación sobre armamento dedicada a construir pequeños misiles guiados ligeros que han emparejado el equilibrio de poder en el combate entre los temibles tanques y el soldado.
Comparados con las armas antitanques Javelin de manufactura estadounidense, que han sido recibidas con agrado por los oficiales del Pentágono y la Casa Blanca y enviados por miles a Ucrania, el NLAW pesa aproximadamente la mitad, y cuesta mucho menos y puede ser fácilmente descartado y es óptimo para usarse en combates de relativamente corta distancia por los soldados ucranianos contra las fuerzas invasoras rusas.
El NLAW es un producto de la empresa sueca Saab y ha sido vendido a una serie de países de la OTAN —incluyendo a Gran Bretaña, que ensambla los misiles en una fábrica en Belfast, el norte de Irlanda, para el Ejército Británico.
