“Qué lección tan conmovedora” dieron los jóvenes tras sismo: Cardenal

Voluntarios, marinos, policías y soldados fueron reconocidos por Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México durante la misa que se dedicó a las víctimas del sismo ocurrido el pasado 19 de septiembre.

“Nos sentimos orgullosos de nuestros soldados, marinos, policías que arriesgan su vida y trabajan porque se sienten y son parte del pueblo que sufre, tú conoces mejor que nosotros a tantas personas que con generosidad y en el silencio han compartido sus bienes y los seguirán compartiendo para que México esté en pie y tenga un futuro más digno”, dijo el prelado.

En la Basílica de Guadalupe, Rivera Carrera pidió por las almas de las más de 300 víctimas que dejó el siniestro en los estados de Morelos, Tlaxcala, Puebla, Guerrero, Oaxaca, Estado de México y la Ciudad de México, oró ante la virgen María por México “que hoy se encuentra triste y atemorizado pero unido en el amor y afirmado en la fe”.

Resaltó el trabajo de todos los jóvenes que han apoyado en las zonas más afectadas, en centros de acopio, en recolectar víveres porque aseguró que eso significa que “somos un pueblo que sabe dar y darse, un pueblo que siendo pobre tiene una riqueza inmensa. Qué lección tan conmovedora ha sido ver a tantos jóvenes, días y noches ayudando a los afectados y repartiendo víveres, removiendo escombros, recorriendo las calles en busca de ayudar”.

Mirando hacia la virgen de Guadalupe dijo que el pueblo recuperará la esperanza porque el pueblo se ha volcado a socorrer a sus iguales. “La sangre nos dice que esto es lo que significa ser mexicanos, por eso se entona esa canción que nos identifica: ‘canta y no llores, porque cantando se alegran los corazones´”, dijo.

Ante el Nuncio Apostólico Monseñor Franco Coppola, el rector de la Basílica, Mons. Enrique Glennie y el Cabildo de Guadalupe, Norberto Rivera dijo que la justicia social es la base de un cristianismo mejor, “pero debemos descubrir sobre la justicia, un plano superior: el amor misericordioso. Pobres de nosotros, si Dios nos tratará en términos de estricta justicia, felices de nosotros, porque Dios nos trata en términos de amor misericordioso”.

El purpurado se lamentó por las muertes que dejó el movimiento telúrico, “duele en el alma a México las vidas que cobró el reciente sismo, las familias desgarradas por el dolor, los niños inocentes que han muerto bajo los escombros, el llanto de sus padres que no pueden entender la tragedia”.

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