A principios del otoño, era más claro que nunca que los problemas de producción implicaban que Apple no tendría suficientes iPhones X a tiempo para la temporada vacacional. El desafío era alcanzar una producción suficientemente grande del sofisticado teléfono, con funciones avanzadas como el reconocimiento facial.
Mientras los analistas y fans veían señales de que la firma iba a tropezar, Apple ideó una solución: silenciosamente les dijo a proveedores que podían reducir la precisión de la tecnología de reconocimiento facial para facilitar la fabricación, según personas familiarizadas con la situación.
Con el lanzamiento del iPhone X el 3 de noviembre, estamos a punto de descubrir si la jugada dio frutos. Algunos analistas dicen que aun así puede haber muy pocos iPhones X para satisfacer la demanda inicial. Ming-Chi Kuo, de KGI Securities, predice que Apple tendrá de dos a tres millones de dispositivos disponibles el día del lanzamiento y de 25 a 30 millones para el trimestre de vacaciones, por debajo de su pronóstico anterior de 40 millones. En comparación, Apple vendió 78 millones durante el mismo periodo del año pasado, aunque eso incluía todos los modelos.
Apple es muy exigente y se apoya en los proveedores y fabricantes contratados para ayudarlo a realizar avances tecnológicos y conservar una ventaja competitiva. Mientras que un Face ID menos preciso será mucho mejor que el Touch ID existente, la decisión de la compañía de degradar la tecnología para este modelo muestra cuán difícil es crear características de vanguardia.
La portavoz de Apple, Trudy Muller, dijo que “la afirmación de Bloomberg de que redujo las especificaciones de precisión para Face ID es completamente falsa y esperamos que Face ID sea el nuevo estándar de oro para la autenticación facial. La calidad y precisión de Face ID no han cambiado; sigue siendo una en un millón la probabilidad de que una persona al azar desbloquee su iPhone con Face ID”.
Si bien Apple ha soportado retrasos y limitaciones de suministro en el pasado, normalmente se han restringido a ciertos colores del iPhone u ofertas menos importantes, como el Apple Watch. Esta vez, afectaron al teléfono que se espera genere gran parte de los ingresos de la compañía.
Hace un mes, la firma de manufactura de tecnología de Taiwán Foxconn retiró a 200 trabajadores de la línea de producción del iPhone X. Apple luchaba por obtener suficientes componentes para el móvil y necesitaba menos gente para armarlo. El principal culpable, decía la gente, era el sensor 3-D que reconoce caras y desbloquea el auricular. Foxconn se negó a comentar.
El sensor siempre ha sido un gran desafío técnico. Hasta el iPhone X, la implementación más significativa estaba en el Kinect de Microsoft, que la consola Xbox usaba para detectar los movimientos de un jugador. Pero el Kinect tenía el tamaño de un libro, y Microsoft vendió 24 millones de unidades en dos años, un desafío mucho más fácil que el de Apple, que vende más de 200 millones de iPhones al año.
“Esa tecnología es algo que hemos estado estudiando durante cinco años”, dijo el director de diseño Jony Ive en un evento organizado por The New Yorker este mes. “Teníamos prototipos que eran así de grandes”, agregó, sosteniendo sus manos a unos 30 centímetros de distancia. Para cuando Apple dio luz verde al iPhone X, estaba buscando tecnología que pudiera ser comprimida en un espacio de centímetros de ancho y milímetros de profundidad.
A pesar de exigir casi lo imposible, Apple dio a los proveedores el plazo típico de dos años. El apretado calendario subestimó la complejidad de fabricar y ensamblar componentes extremadamente frágiles, dijo una de las personas familiarizadas con el proceso de producción. Eso dejó a los proveedores poco tiempo para preparar sus fábricas y explica por qué el iPhone X se lanzará seis semanas más tarde que el iPhone 8, dijo esta persona, quien pidió permanecer en el anonimato por tratarse de un asunto interno. “Es un diseño agresivo”, dijo, “y es un programa muy agresivo”.
El sensor 3-D tiene tres elementos clave: un proyector de puntos, un iluminador y una cámara de infrarrojos. El iluminador emite luz infrarroja, que la cámara utiliza para establecer la presencia de una cara. Luego, el proyector refleja 30 mil puntos en el rostro, los cuales el teléfono usa para decidir si desbloqueará la pantalla de inicio. El sistema emplea un proceso de dos etapas porque el proyector de puntos tiene grandes demandas de cómputo y drenaría rápidamente la batería si se activa con tanta frecuencia como el iluminador.
El proyector es el corazón de los problemas de producción. En septiembre, el Wall Street Journal informó que Apple estaba teniendo problemas para producir los módulos que se combinan para hacer lo, causando escasez. El proyector utiliza un láser emisor de superficie de cavidad vertical (VCSEL, por sus siglas en inglés) que se ilumina a través de una lente. El láser está hecho de arseniuro de galio, un material semiconductor, y la lente de vidrio; ambos son frágiles y se rompen fácilmente. Si los componentes microscópicos están disparejos incluso en varias micras, la fracción del ancho de un cabello, la tecnología podría no funcionar correctamente, según personas que conocen la situación.
Para empeorar las cosas, Apple perdió a uno de sus proveedores de láser desde el inicio. Finisar no cumplió con las especificaciones de Apple a tiempo para el arranque de producción, y ahora la firma con sede en California está compitiendo para cumplir con los estándares para fines de octubre. Eso dejó a Apple dependiendo de un menor número de proveedores de láser: Lumentum Holdings Inc. y II-VI Inc.
La fragilidad de los componentes causó problemas para LG Innotek y Sharp, que lucharon por combinar láser y lente para crear los proyectores. En un momento, solo 20 por ciento de los proyectores de las dos compañías eran utilizables, según una persona familiarizada con el proceso. LG Innotek y Sharp ralentizaron la producción en un esfuerzo por evitar roturas y garantizar el nivel de precisión requerido.
LG Innotek confirmó en una conferencia telefónica con analistas el miércoles que ha habido un problema con el rendimiento y que la producción en masa apenas inicia. Los módulos actuales son “significativamente” más difíciles de producir que las cámaras anteriores, dijo Kim Jong-ho, que supervisa la división de soluciones ópticas del proveedor surcoreano. Dijo que la fabricación ha mejorado lo suficiente como para cumplir con la fecha de lanzamiento, aunque el suministro puede ser limitado, y destacó Innotek ha sido capaz de lograr un rendimiento “mucho más fuerte” que un proveedor rival, una referencia a Sharp. La japonesa no quiso hacer comentarios.
Para subir la cantidad de proyectores utilizables y acelerar la producción, Apple relajó algunas especificaciones para el Face ID, según otra persona con conocimiento del proceso. Como resultado, tomó menos tiempo para probar los módulos completos, uno de los principales puntos de fricción, dijo la persona.
No está claro cuánto las nuevas especificaciones reducirán la eficacia. Ejecutivos inicialmente anunciaron en septiembre que había una posibilidad en un millón de que un intruso pudiera vencer a Face ID en el desbloqueo. Incluso degradado, probablemente sea mucho más preciso que Touch ID, que tiene probabilidades de una en 50 mil.
Además de luchar para producir suficientes sensores 3-D, Apple ha sufrido la escasez de proveedores capaces de producir pantallas OLED, informó Bloomberg el año pasado. El OLED, que ofrece imágenes más nítidas, es otro avance del iPhone X. Pero Apple depende de Samsung Electronics para todo el suministro de los componentes.
Durante meses, los inversores de Apple han expresado su preocupación de que la escasez de iPhone X envíe a los consumidores a los brazos de rivales como Samsung y Huawei. Pero Apple parece haber superado los mayores obstáculos. Sharp está trabajando para que el rendimiento de producción de los proyectores supere el 50 por ciento, mientras que LG Innotek ya ha superado ese nivel, que ambas firmas consideran aceptable. Mientras tanto, Apple está trabajando con Himax Technologies para subir la producción de lentes y compensar la producción inferior a la necesaria de Heptagon, de Singapur, que hasta ahora ha sido el único proveedor de lentes.
Se espera que la escasez de sensores 3-D termine a inicios de 2018. Aun así, los signos de debilidad en las ventas de iPhone 8 significan que Apple podría vender menos móviles que el año pasado, pese a toda la fanfarria que rodea al iPhone X.