M. Hernández
A menos de un mes de celebrarse las elecciones del 2 de junio, el proceso electoral local ha demostrado en Tlaxcala dos hechos irrefutables, uno es la falta de profesionalización en distintos ámbitos y el otro el desdén de aquellos que participan en la contienda electoral.
Los tropiezos, no se hicieron esperar desde los candidatos a cargos federales, quienes aunque se acercaron a los medios con la bandera de un trato cordial y amistoso, olvidan eso al buscar el apoyo voluntario y gratuito de los medios de comunicación, con la promesa de retribuirles el apoyo al ganar la elección, una apuesta con todas las de perder y sin ninguna garantía mas que el acuerdo verbal.
Esto, además de las “otras precampañas” a nivel local, con el objetivo de arremeter contra de algunos denominados en ese momento, precandidatos, las cuáles vieron generosamente pagadas a medios digitales que publican a diestra y siniestra, bajo las órdenes del mejor postor.
Esto, repercute en dos direcciones, primero en la mala imagen ante la ciudadanía sobre los medios de comunicación en general, calificados de vendidos y pasquines, que funcionan de voceros de quién pague más, sin importar la misión fundamental que es comunicar de manera imparcial.
La segunda, es la percepción de los propios candidatos, quiénes prefieren hacer de lado los convenios de manera formal, a través de un contrato de servicios, y prefieren las transacciones físicas en reuniones y desayunos, mostrando una predilección a contar con un equipo de medios a bajo costo, priorizando la cantidad a la calidad y veracidad.
Y en el caso de las organizaciones de medios de comunicación, pese a ser los representantes al menos de buena parte de todo el sector, dieron el tiro de gracia a la mala percepción pública, precisamente el pasado lunes con la realización del debate ciudadano entre candidatos al Senado de la República.
Días atrás, habían anunciado este ejercicio democrático independiente, para buscar que la ciudadanía conociera de primera mano las propuestas de los abanderados, resaltando el trabajo colaborativo entre diversos medios para su ejecución.
Sin embargo, nuevamente el desdén y falta de preparación se hicieron presentes, primero por el rechazo a la invitación a participar por parte de algunos candidatos al Senado, ya que solo tres acudieron a este debate.
Y la falta de profesionalización se debió a los problemas técnicos que iniciaron desde los primeros minutos de la transmisión, la cuál no se resolvió hasta casi media hora después y con visibles deficiencias, que, al tratarse de un trabajo de colaboración profesionales de la comunicación, que se adjudican años de experiencia, no debió pasar.
Este es el panorama en Tlaxcala, con políticos que consideran a los medios de comunicación como meros mensajes y portavoces de lo que ellos deseen que se difunda a cambio de una retribución mínima, y medios de comunicación sin la preparación ni ética suficiente para dignificar el labor de los comunicadores.