La renuncia de José Luis Ramírez Conde, ex dirigente estatal del PRI, expone las profundas fracturas dentro del partido en Tlaxcala.
Después de tres décadas de militancia, Ramírez Conde decide dejar al tricolor y critica la alianza con el PAN, calificándola como una coalición sin identidad.
En su carta de renuncia al Comité Directivo Estatal (CDE), encabezado por Ernesto García Sarmiento, lamenta que los militantes priistas no hayan sido considerados para las candidaturas en las próximas elecciones del 2 de junio.
Ramírez Conde también cuestiona la integridad del dirigente nacional Alejandro Moreno, involucrado en escándalos de corrupción, y el papel de la dirigencia estatal, subordinado a intereses cupulares,
La designación de Minerva Hernández a la Presidencia Municipal de Tlaxcala, y Anabell Ávalos al Senado de la República, son parte de sus decisiones cuestionables.
La primera, senadora con licencia, y antagonista declarada del priismo; y la segunda, candidata al gobierno estatal derrotada, que usó su paso por la dirigencia estatal para amarra la candidatura a la Cámara Alta del Congreso de la Unión.
Lo anterior, refleja la descomposición interna del PRI, cuyos dirigentes dejaron de pensar en la militancia, y usan su posición para comprometer puestos.
Así, la renuncia de Ramírez Conde, que se suma a otros más anunciadas en días recientes, pone en evidencia los serios problemas estructurales y de liderazgo que enfrenta el partido.