El programa espacial de India busca ir a donde ningún país se ha aventurado: la cara sur de la luna. Una vez ahí, estudiará el potencial para explotar una fuente de energía nuclear sin desechos que podría valer billones de dólares.
El organismo del país equivalente a la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) lanzará en octubre un vehículo que explorará territorio virgen de la superficie lunar y analizará muestras de corteza en busca de indicios de agua y helio-3.
Este isótopo es limitado en la Tierra pero tan abundante en la Luna que teóricamente podría satisfacer la demanda mundial de energía durante 250 años si se lo aprovechara.
“Los países que tengan capacidad para traer esa fuente de la Luna a la Tierra dictarán el proceso”, indicó K. Sivan, presidente de la Organización de Investigación Espacial de India (ISRO por la sigla en inglés). “Yo no sólo quiero ser parte de ellos, quiero liderarlos”.
La misión consolidaría el lugar de India en el grupo de exploradores que se apresuran a llegar a la Luna, Marte y más allá en busca de logros científicos, comerciales o militares.
Los gobiernos de Estados Unidos, China, India, Japón y Rusia compiten con startups y los multimillonarios Elon Musk, Jeff Bezos y Richard Branson para lanzar al cosmos satélites, módulos de aterrizaje robóticos y turistas.
El aterrizaje del vehículo de exploración es un paso en la serie que prevé la ISRO, que incluye poner en órbita una estación espacial y, potencialmente, una tripulación india en la Luna. El Gobierno todavía no ha proporcionado un marco temporal.
“Estamos listos y a la espera. Nos hemos equipado para abordar ese programa en particular”, indicó Sivan, ingeniero aeronáutico que ingresó a la ISRO en 1982.
China es el único país que ha puesto un módulo de aterrizaje y un vehículo de exploración en la Luna en este siglo con la misión Chang’e 3 de 2013. Planea volver este año con el envío de una sonda a la cara inexplorada.
En los Estados Unidos, el presidente Donald Trump firmó una directiva en la que se reclama que los astronautas vuelvan a la Luna, y el presupuesto de 19 mil millones de dólares de la NASA para este año propone lanzar un orbitador lunar a comienzos de 2020.
El presupuesto estimado de la ISRO es menos de la décima parte de esa suma –unos 1.700 millones de dólares-, pero lograr hazañas con poco gasto es un rasgo distintivo del organismo desde la década de 1960.
La próxima misión costará unos 125 millones de dólares–o menos de la cuarta parte de la remuneración del año pasado del cofundador de Snap Evan Spiegel, la más alta para el ejecutivo de una compañía que cotiza en bolsa, según el Índice de Remuneración de Bloomberg-.
El lanzamiento de la nave Chandrayaan-2 incluye un orbitador, un módulo de aterrizaje y un vehículo de exploración rectangular. Este enviará imágenes al módulo de aterrizaje, el que a su vez las transmitirá a la ISRO para su análisis.
Pero el objetivo primordial es buscar depósitos de helio-3. Los vientos solares han bombardeado la Luna con enormes cantidades de helio-3 porque esta no se encuentra protegida por un campo magnético como la Tierra.