El mandato electoral de mayoría absoluta para Morena le confiere a la oposición la tarea de equilibrar los abusos de poder. Y aunque el saldo electoral regresó al país con Morena a las mayorías del viejo régimen priísta, el México pospriísta tiene segmentos sociales anti autoritarios que pueden rehacer la alianza PAN-PRD en el legislativo y sumar al PRI.
La salida al México autoritario que se perfila con la mayoría morenista y el caudillismo lopezobradorista implica retomar dos propuestas audaces de la campaña: la alianza PAN-PRD y el gobierno de coalición, las dos lamentablemente desperdiciadas por el afán egocéntrico del candidato Ricardo Anaya Cortés.
La figura clave que podría reconstruir un programa que concite de nuevo al PAN y al PRD y de paso le pueda servir al PRI para salir de su atolladero partidista es Miguel Ángel Mancera, quien desde el gobierno de Ciudad de México facilitó la alianza PAN-PRD y sobre todo diseñó la propuesta de gobierno de coalición.
El tema de las coaliciones será el dato dominante en los próximos años. Inclusive, la mayoría absoluta de Morena y de López Obrador no proviene, como en los tiempos del viejo PRI, de una cohesión interna uniforme, sino de la coalición con figuras de todo el espectro ideológico sumados a la base electoral de Morena. Pero los primeros pasos rumbo a la toma de posesión del gobierno están mostrando que Morena y López Obrador carecen de una fortaleza real y que su mayoría absoluta depende de múltiples compromisos con grupos diversos y propuestas hasta confrontadas entre sí, aunque unidos sólo con el objetivo de ganar las elecciones.
El gobierno de coalición propuesto por Mancera desde hace tiempo se aparece como la única manera de que el PAN, el PRD y hasta el PRI construyan un bloque parlamentario que aproveche la inexperiencia y contradicciones internas en la mayoría morenista en las cámaras. En 1997 el PRD y el PAN potenciaron un bloque opositor que le quitó la mayoría absoluta al PRI y lo obligó a negociar.
El gobierno de coalición de Mancera es la única oferta que sobrevivió a la hecatombe electoral; y no debe olvidarse que desde hace dos legislaturas el PRI de Manlio Fabio Beltrones empujó la reforma constitucional para considerar legalmente el gobierno de coalición. Una oposición unida bajo las premisas de un gobierno de coalición podrían ser un dique de contención al absolutismo político tipo priísta que prepara Morena.
Al margen de la reconstrucción de sus equilibrios internos en el PAN, el PRD y el PRI, las bancadas opositoras a Morena pueden consolidar una oposición política real; los primeros desencantos en los votantes de Morena, las élites sociales que crearon un discurso anti-PRI y los espacios críticos de analistas en medios podrían reorganizarse alrededor del tema de gobiernos de coalición.
El gobierno de coalición requiere primero un discurso programático que había avanzado mucho Mancera. El concepto de gobierno de coalición va más allá del reparto de posiciones y se centra en un programa de transformaciones democráticas e institucionales, justo lo que se necesita ahora que Morena y López Obrador están cincelando un gobierno y un Estado a la medida de su intención de permanecer en el poder cuando menos tres sexenios.
Política para dummies: La política es la capacidad de sacar victorias de las derrotas.
Si yo fuera Maquiavelo: “Hace despreciable al príncipe el ser considerado voluble, frívolo, afeminado, pusilánime e irresoluto, defectos de los cuales debe alejarse (…) e ingeniarse para que en sus actos se reconozca grandeza, valentía, seriedad y fuerza”.
Sólo para sus ojos:
- Recuerde revisar todos los días el sitio seguridadydefensa.mxpara enterarse de los juegos geopolíticos de poder.
- Adquiera vía mercado libre el libro La crisis de México… más allá del 2018, de Carlos Ramírez, para entender lo que viene después de las elecciones https://buff.ly/2KeacRiy en las librerías Porrúa en todo el país.
- En la reconstrucción del PRI no hay salidas rápidas. Por lo pronto, sin la presidencia, el poder se traslada a gobernadores. Y ahí sólo habría dos con posibilidades de encabezar reconstrucción: el mexiquense Alfredo del Mazoy el sinaloense Quirino Ordaz. El primero es pieza de Peña y por tanto no lo dejarán. Por tanto, los ojos miran a Sinaloa porque el gobernador tiene buenos consensos en las bases priístas.
- Muchas manos morenistas en estrategias de seguridad, mientras el crimen organizado sigue creciendo.
- Famosas últimas palabras: “Déjennos en paz y sigan disfrutando su triunfo”: EZLN a López Obrador.