La FIFA ha erradicado oficialmente la corrupción. Y todo lo que hizo falta es oprimir la tecla de borrar en la computadora.
Los dirigentes y jugadores que revisen el nuevo código de ética del organismo rector del futbol notarán que la palabra “corrupción” no figura en éste. Descubrirán también la forma de evitar que se les sancione por el pago o recepción de sobornos.
La palabra “corrupción” fue borrada oficialmente como infracción leve durante reuniones secretas en que los ejecutivos llevaron a cabo la primera reforma del código desde que una oleada de escándalos estremeció al organismo en 2015. “Clínicamente muerta” fue el término que usó Gianni Infantino durante un discurso pronunciado en junio, en el marco del Mundial, para referirse a la situación en que se encontraba la FIFA tras aquellos casos.
Durante su alocución en Rusia, Infantino se jactó de sus logros para sanear la organización.
Pero en dos años como presidente de la FIFA, Infantino ha sido acusado de violar las reglas de gobernanza y de obligar a la salida de dirigentes que amenazaban su posición en el organismo.
Ahora, será incluso más fácil para la FIFA eludir las críticas.
En el nuevo código de ética se contemplan ahora infracciones por difamación. No hay ejemplos específicos de cuándo se incurriría en ello, lo que da manga ancha al comité de ética para decidir sobre las evidencias que deberían presentarse, como en todos los casos.
“Las personas sujetas a este código tienen prohibido hacer cualquier declaración pública de índole difamatoria hacia la FIFA y/o hacia cualquier otra persona regida por este código en el contexto de los eventos de la FIFA”, dice la sección 22.2 del nuevo código.
Quienes difamen a la FIFA quedarán marginados de cualquier actividad relacionada con el futbol incluso durante dos años, y pueden ser expulsados hasta por un lustro si reinciden en “casos serios”.
La vaguedad da mucho margen a la FIFA, mediante órganos éticos en teoría independiente, para castigar a sus detractores.
“Esto apagará las críticas de todo tipo, que es presumiblemente lo que espera la FIFA”, dijo el lunes a The Associated Press Alexandra Wrage, exintegrante del comité de gobernanza de la FIFA y experta en medidas para combatir los sobornos. “Mientras que las organizaciones bien dirigidas están alentando a la transparencia e instan a la gente a hablar si tienen preocupaciones, la FIFA adopta una postura autoritaria para que la gente se calle”, comentó.
“La difamación requiere de una declaración falsa y la FIFA tendrá que probar que cualquier crítica era falsa, pero el valor real para la FIFA es el efecto paralizante que esto tendrá en los críticos”, señaló.
El código de ética fue presentado originalmente en 2004 por Joseph Blatter a fin de dar una apariencia de probidad en una organización de la que muchos habían abusados para beneficio personal durante décadas. Desde luego, Blatter fue expulsado de la presidencia de la FIFA por irregularidades financieras en 2015, por parte del comité de ética que él mismo creó.
La caída de Blatter llegó como consecuencia de la pesquisa en que fiscales estadounidenses acusaron a decenas de dirigentes y entidades del futbol por actos de corrupción, que es la palabra borrada ahora por la FIFA de sus documentos en inglés sobre principios éticos.
El soborno sigue prohibido en el código de ética, pero se ha debilitado la capacidad de investigar casos.
El código de 2012 señalaba que la “investigación de sobornos y corrupción” no estaba sujeta a un “periodo limitante”. Sin importar cuánto tiempo tardaran los investigadores en descubrir irregularidades, el autor sería sancionado.
Pero el apartado 12.1 del nuevo código establece: “El soborno, la apropiación indebida de fondos y la manipulación de partidos o competiciones de futbol no pueden ya sancionarse después de un periodo de 10 años”.
El mensaje para dirigentes que pese a los escándalos sigan buscando un beneficio personal mediante el soborno o el fraude parece claro: si la infracción menor no se descubre por 10 años, estarán libres de cualquier sanción en la FIFA.
Los encargados de investigar asuntos éticos sólo tendrán cinco años para completar casos relacionados con otras infracciones generales del código -la mitad del tiempo que se permitía antes para descubrir actos indebidos-.
El nuevo código sí permite que la encargada principal de asuntos éticos, la colombiana María Claudia Rojas, busque arreglos para que los sospechosos reconozcan sus actos, a fin de resolver con más celeridad casos que no involucren sobornos, apropiación indebida de fondos o arreglo de partidos. Pero ello podría agravar la turbiedad y discrecionalidad, al evitar que los casos trasciendan al público.
“La nueva FIFA es una democracia, no una dictadura”, dijo Infantino a los miembros de la FIFA durante un discurso en 2017. “Es una organización transparente… una organización profundamente honesta”.
Pero si se pide claridad sobre los cambios al código de ética que ayudó a expulsar a dirigentes sin escrúpulos, parece haber poca inclinación a la transparencia.
Recién el martes, después de que la AP informó sobre los cambios, la FIFA justificó las disposiciones contra la difamación, al señalar que éstas existen en la mayoría de los sistemas legales del mundo.
“El mundo del futbol no es inmune a la conducta que busca manchar la reputación de otros y ésta debe ser sancionada en consecuencia”, señaló el organismo con sede en Zúrich. “El artículo referente a la difamación no sólo está ahí para proteger a la FIFA, sino a cualquier persona sujeta al código que podría enfrentar declaraciones discriminatorias o difamatorias en el contexto de los eventos de la FIFA”.
La FIFA explicó que los cambios se basaron en propuestas del comité de ética. Pero éstas no fueron del conocimiento público.
Durante sus primeros años en sus puestos, los jefes de las cámaras de investigación y adjudicación de los comités de ética no podían hablar con la prensa, de acuerdo con disposiciones de la FIFA.
Al final, el organismo ha encontrado a encargados más aquiescentes para revisar los temas éticos. El juez y el fiscal anteriores fueron echados en 2017 por Infantino, lo que les llevó a señalar que la integridad de la FIFA había quedado en jaque por culpa de su líder.
Tras la reforma al código de ética, aprobada en privado por el Consejo de la FIFA, la determinación del organismo para erradicar la corrupción parece ambigua, sobre todo cuando se ha eliminado la palabra “corrupción”.