La obra de Dorothea Tanning está llena de acontecimientos siniestros e inexplicables que se deben tanto a las novelas góticas como a los artistas Breton o Ernst.
La artista expandió los límites del surrealismo durante una trayectoria de casi siete décadas y que ahora se pueden contemplar en el Tate Modern de Londres. Se trata de la primera exposición a gran escala de la obra de Tanning, la cual nos revela desde sus inicios de la artista en la década de 1930, cuando la artista quedó fascinada con el movimiento surrealista en una exposición en Nueva York “por las infinitas posibilidades que ofrecía a la hora de explorar los lugares más recónditos de la mente”, explicó la comisaria Ann Coxon.
Tras años de experimentación y visitas a Francia para conocer a las grandes figuras del surrealismo, la artista se adentró por completo en el movimiento artístico en 1942 en Nueva York tras pintar su autorretrato “Cumpleaños”.
Esta obra, en la que aparece la artista en el umbral de un sueño con innumerables puertas, dejó asombrado al que se convertiría en su marido en 1946, el artista alemán de referencia en el dadaísmo y el surrealismo Max Ernst.
Para Coxon, la aportación de Tanning al surrealismo sirvió para “expandir el legado de este movimiento artístico por la forma tan personal con la que reflejaba el poder de la psique y del subconsciente a través del arte”.
En este sentido, la muestra se presenta como una oportunidad para experimentar el mundo interno de la artista, que invita a mirar más allá de lo obvio y de lo ordinario, y que sugiere que hay más en la vida de lo que parece.
Durante los años 50, la trayectoria de Tanning evolucionó hacia “un arte más abstracto, con lienzos más grandes y con un uso del color y de la luz que generaba un efecto caleidoscopio, que hace que el espectador no sepa dónde centrar la atención exactamente”, apuntó Coxon.
El resultado de esta etapa en París para la comisaria es la creación de pinturas como “Insomnia” (1957), en las que la artista “mantuvo su amor hacia la representación de los cuerpos y hacia la forma en la que sus partes pueden ser utilizadas para representar los estados psicológicos”.
A partir de entonces, las pinturas de Tanning se volvieron más abstractas, y en la década de 1960 comenzó a hacer esculturas pioneras con tela. Un aspecto destacado de la exposición es la instalación de tamaño de la habitación “Chambre 202”, “Hotel du Pavot 1970-3”. Este trabajo sensual y misterioso presenta cuerpos que crecen en las paredes de una habitación de hotel imaginaria.
En la vida posterior, Tanning dedicó más de su tiempo a la escritura. Su última colección de poemas, Coming to That , fue publicada a la edad de 101 años.
La exposición “Dorothea Tanning” que alberga la Tate Modern sirve además de reivindicación de cómo el trabajo de muchas artistas y, especialmente de aquellas casadas con hombres famosos, ha estado en la sombra durante muchos años.
Asimismo, las más de 100 obras que se muestran -procedentes de la Tate, del Reina Sofía y de fundaciones privadas- ponen en valor el compromiso de Tanning como pintora, ilustradora, escultora y escritora con los medios de expresión en los que trabajo.