Estos robots van ‘al rescate’ del Banco Central de Suecia

REDACCIÓN

La última vez que el Banco Central sueco, Riksbank, dio a conocer una decisión sobre la tasa de interés, el mercado se llenó de confusión, los operadores de divisas entraron en pánico y la corona cayó más del 1 por ciento.

Eso fue en abril. El Riksbank, dirigido por el gobernador Stefan Ingves, pensó que su orientación había sido clara y quedó perplejo ante la reacción extrema.

Ahora, Nordea Bank ofrece a sus clientes los beneficios de la inteligencia artificial, sacando a los humanos de la ecuación y dejando el arte de interpretar a los banqueros centrales a los robots.

“La inteligencia artificial da un poco de una perspectiva externa sobre los bancos centrales y a veces entiende cosas que no entendemos”, comentó Kristin Magnusson Bernard, directora global de investigación macro de Nordea, en una entrevista.

La suposición detrás de la tecnología es que los humanos tienden a ser emocionales y, como resultado, se vinculan a ciertos resultados por razones que no siempre son del todo racionales.

“Todos solemos tener nuestro sesgo inconsciente y ver lo que queremos ver”, según Magnusson Bernard. Señaló que la inteligencia artificial (IA) “puede detectar cambios más rápido respecto a los temas que son importantes para los bancos centrales” que un humano promedio.

Comprender lo que los banqueros centrales piensan que nunca ha sido tan importante al tiempo que el mundo se pregunta cómo se desarrollará el mayor experimento sobre política monetaria en la historia.

Magnusson Bernard, quien tiene formación en análisis cuantitativo, y un grupo de expertos en inteligencia artificial de Nordea usan aprendizaje automático desde el año pasado para analizar la Reserva Federal, el Banco Central Europeo y el Riksbank.

Dada la naturaleza experimental del proyecto, Nordea todavía no cobra por el servicio. Los resultados de los análisis de sus robots estarán disponibles en Twitter, con la promesa de que más bancos centrales se agregarán a la lista en el futuro.

Las herramientas disponibles hasta la fecha incluyen una especie de medidor de línea dura, que da a los usuarios una idea de qué tan probable es que un Banco Central aumente la tasa.

Una advertencia: a los robots aún no se les ha enseñado el concepto de flexibilización cuantitativa, por lo que las señales de política basadas en las compras de bonos se pierden en la traducción. Nordea trabaja para resolver la falla.

“Para la Reserva Federal, que es activa con sus tasas, el medidor de línea dura puede ser el principal indicador a considerar, pero para el BCE o el Riksbank también se deben observar otras mediciones”, explicó Magnusson Bernard.

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