Franco Zeffirelli, quien dirigió a uno de los mayores cantantes de ópera y llevó a Shakespeare a las masas que gustan del cine, murió este sábado a los 96 años.
En un comunicado, su fundación dijo que falleció en Roma. La frase “Ciao Maestro”, acompañaba el anuncio.
Más apreciado por el público que por los críticos, Zeffirelli fue el último de la generación de gigantes del cine italiano que maduró después de la Segunda Guerra Mundial, como Federico Fellini, Luchino Visconti y Vittorio De Sica.
Dirigió más de dos decenas de películas y trabajó con estrellas como Elizabeth Taylor, Richard Burton, Laurence Olivier, Alec Guinness, Faye Dunaway y Jon Voight.
“Franco Zeffirelli se fue esta mañana. Uno de los hombres más grandes de la cultura mundial”, expresó en Twitter Dario Nardella, alcalde de Florencia, donde nació el director el 12 de febrero de 1923. “Adiós querido Maestro, Florencia nunca te olvidará”, agregó.
El viceprimer ministro italinao, Luigi Di Maio, apuntó que Zeffirelli “seguirá en los corazones y la historia de este país”.
Las producciones de ópera de Zeffirelli en el escenario incluyeron a cantantes como Maria Callas, Plácido Domingo, Joan Sutherland, Luciano Pavarotti, Renata Scotto y José Carreras.
En una entrevista de 2013 para celebrar su cumpleaños 90, dijo que el público general lo recordaría por su película Romeo y Julieta de 1968, por la miniserie de televisión Jesús de Nazaret de 1977 y por Hermano Sol, hermana Luna de 1972, su tributo a San Francisco de Asís.
Romeo y Julieta, una de las varias obras de Shakespeare que Zeffirelli llevó a la pantalla, fue nominada al Óscar a Mejor Película y Mejor Director. Su Hamlet de 1990 fue protagonizada por Mel Gibson.
En 1994 Zeffirelli, quien dirigió varias producciones en el Covent Garden de Londres, fue nombrado caballero por la Reina Isabel II por sus “valiosos servicios a las artes británica”.
Un católico devoto y homosexual, reveló en su autobiografía que fue seducido por un sacerdote cuando era adolescente, pero dijo que no fue abusado, porque no hubo violencia. Zeffirelli odiaba la palabra “gay”, afirmando que era “indecorosa”.
“¿Cómo pueden decir que Miguel Ángel y Leonardo da Vinci eran ‘gays’?”, preguntó al diario italiano Corriere della Sera. “Ser homosexual conlleva un gran peso de responsabilidad y difíciles elecciones sociales, humanas y culturales“, agregó.