La española Garbiñe Muguruza conquistó por primera vez Wimbledon, al tumbar a la estadounidense Venus Williams en una final con aroma a cambio generacional en el tenis.
La jugadora nació en Caracas, Venezuela, hace 23 años. De padre español y madre venezolana, Garbiñe se mudó a Barcelona a los seis. En los torneos oficiales, la tenista representa al país europeo; sin embargo, ha declarado su amor por la nación sudamericana.
Muguruza aplastó 7-5 y 6-0 a Venus, 14 años mayor que ella, sumó su segundo título de Grand Slam (Roland Garros 2016) y se convirtió en la segunda española en ganar sobre el césped londinense.
La primera en conseguirlo, en 1994, fue Conchita Martínez, quien vivió en primera persona la consagración de Muguruza. La ex jugadora hizo de entrenadora estas dos semanas, en ausencia de Sam Sumyk.
“¿Dónde está Conchi? ¡Que no la veo!”, gritó Muguruza cuando se encontró con su equipo en los pasillos del All England Club.
El hecho de que su rival en la final fuera Venus Williams era una especie de revancha para la ibérica, quien hace dos años perdió su primera final de Grand Slam ante Serena, la hermana menor de su rival de ayer, y en el mismo escenario.
“Desde que perdí aquí la final de 2015 quería cambiarlo. Me sentía preparada, en forma y cada día me sentía mejor aquí. Subí el nivel en cada partido”, indicó Garbiñe. “Para ganar un Grand Slam se tienen que dar muchas cosas. Tienes que estar bien física y mentalmente. Aquí se juntó todo y es muy difícil. Encontré la manera de conjuntarlo todo y competir a un gran nivel”.
Muguruza se arrodilló sobre la desgastada hierba tras 1 hora 17 minutos de final —disputada bajo techo por la lluvia— después de que el ojo de halcón le diera la razón en el último punto. Era el final de un largo trayecto: desde que se coronó en Roland Garros hace más de 12 meses, su nivel fue cuesta abajo y hasta ayer volvió a disputar una final.
Garbiñe se convirtió además en la primera tenista en derrotar a la hermanas Williams en finales de Gran Slam.