GRANDES EXPECTATIVAS; GRANDES DECEPCIONES

Primero, lo primero: una disculpa al gran Charles Dickens por haber tomado sin  su consentimiento parte del título de esta columna. “Las grandes expectativas”, nombre de una de sus más célebres novelas, con todo y su historia de corazones rotos y lánguidas señoritas británicas con la mano en el dolido pecho.

Pero la verdad y ante la evidencia de algunos hechos políticos recientes, ahora debemos recordar a Don Manuel Gómez Morín quien recomendaba a sus discípulos: “…para que no haya desilusionados es necesario, primero, que no haya ilusos”.

Y en este juego de la ilusión y la decepción; de la expectativa o la frustración, nos podríamos mover todos muy pronto si las cosas siguen como van en el caso de Javier Duarte de Ochoa a quien le han puesto enfrente, para abrir boca, a dos mastines desdentados, flacos y sin  coraje.

Los fiscales de la PGR parecen escuálidos o haber sido deliberadamente preparados para no atacar. De otra manera resultan inexplicables su fofez y su escaso profesionalismo en la presentación  de las acusaciones.

Eso me recuerda una historia maravillosa. Le sucedió a un amigo mío, alto funcionario (en diferentes periodos, obviamente) de las Procuradurías del DF y la General de la República.

Alguien le regaló un perrazo alsaciano al cual sólo le faltaba hablar y escribir en Facebook.  Bueno, junto a él, Rin Tin Tin era un paquete de peluche. Tenía la parte superior del hocico reforzada para resistir peleas, con un injerto de quien  sabe cuál material: obedecía cualquier orden así fuera saltar contra el fuego, era fuerte como un toro y ágil como una pantera.

Si se le daba una contraindicación era capaz de detenerse en el aire. Podía detectar drogas, materiales peligrosos y explosivos. Era un animal súper entrenado y además, carísimo.

Mi amigo presumía las habilidades del can como si se tratara de las de un hijo adelantado en la escuela profesional. Y ahora mira y  ahora ve esto. Y el perro desplegaba sus habilidades frente a los azorados espectadores.

Un día mi amigo se fue de vacaciones. Dejó la casa vacía y alimento y agua suficientes para el cánido. Cuando volvió habían saqueado hasta su caja fuerte y todo lo demás. El perro de nada sirvió.

–¿Pero cómo, cómo dejó entrar a los ladrones?

–Es que su entrenamiento no sirve de nada si no recibe la orden. Y como no había nadie… fue la respuesta del funcionario desilusionado por el supercan.

Eso me vino a la mente cuando leí esta información:

“(Crónica).- En la audiencia de presentación ante el juez de control, celebrada el lunes, se pudo “desvirtuar, de saque, buena parte de la acusación” de la PGR contra el ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, aseguró el abogado del ex priista, Marco Antonio del Toro.

“El litigante sostuvo en entrevista que el Ministerio Público de la Federación no acredita desvíos de recursos públicos durante la administración de Duarte de Ochoa (2010-2016), por lo que consideró que es una acusación endeble.

“Al salir del Reclusorio Preventivo Norte, Del Toro señaló que la representación social de la federación no estaba preparada para responder a las precisiones que la defensa solicitó durante la audiencia de presentación de cargos.

“Durante la audiencia, Crónica en efecto pudo constatar que el juez reconvino en diversas ocasiones a la fiscalía por falta de precisión en los montos monetarios implicados y la falta de claridad al responder preguntas puntuales”.

Y por si hablamos de la pérdida de otras “Great expectations” pues ahí le va esto:

“El Tribunal de Apelación de Florencia pospuso para el 21 de septiembre la audiencia sobre la extradición a Estados Unidos y México del exgobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington, acusado de narcotráfico y detenido en Italia.

“El abogado de Yarrington, Luca Marafioti, indicó que la corte decidió retrasar la vista para permitir a la Fiscalía examinar la extensa documentación aportada por la defensa en contra de la extradición del acusado.

“El equipo defensor del exgobernador, requerido por la Justicia de México y de Estados Unidos, considera que ninguna de las peticiones de extradición respeta el principio de la doble incriminación”.

Y por cierto, ya tenemos en México un Sistema Nacional Anticorrupción.

Sin fiscal, pero por algo se empieza.

 

 

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