Canadá desplegó un centenar de soldados en la frontera con Estados Unidos para ayudar “a las autoridades civiles” a copar con el influjo de refugiados procedentes del país vecino, dijo hoy un portavoz del Ministerio de Defensa canadiense.
El portavoz militar indicó a Efe que los soldados han sido desplegados en la localidad de Saint-Bernard-de-Lacolle, a 60 kilómetros al sur de Montreal, pero no ejercerán funciones de seguridad.
El contingente militar está construyendo un campamento temporal con electricidad y calefacción para acomodar 500 refugiados.
En un comunicado facilitado a Efe, el Ministerio de Defensa canadiense dijo que es consciente “de la difícil situación que está exigiendo significantes recursos de la Agencia de Servicios Fronterizos, la Policía Montada y otros socios en el área de Saint-Bernard-de-Lacolle”.
“La ayuda de las fuerzas armadas canadienses fue solicitada para apoyar a las autoridades civiles del Gobierno de Canadá para acomodar temporalmente a los solicitantes de refugio en la frontera”, añadió el comunicado.
La Policía Real Montada de Canadá está instalando un servicio eléctrico y baños portátiles. Se alimenta a los migrantes y una vez iniciado el trámite de asilo son trasladados a su siguiente destino en autobús.
MIGRANTES CRUZAN A PIE FRONTERA DE EU A CANADÁ
Los migrantes afirman que predomina la sensación de que en la era de Donald Trump, que quiere prohibir el ingreso de gente de algunos países con mayoría musulmana, Estados Unidos ya no es el destino ideal para los desposeídos del mundo. Ese sitio es ahora la Canadá del primer ministro Justin Trudeau.
Muchos de los que cruzan la frontera a pie son haitianos. El gobierno de Trump dijo que planea suspender este año un programa humanitario vigente desde el terremoto del 2010 en Haití que daba a los haitianos permiso para permanecer en Estados Unidos temporalmente.
Llegan de todos los rincones de Estados Unidos, en taxis, con bebés y mucho equipaje, al final de un camino remoto por una zona boscosa del norte del país.
Cuando se acaba el asfalto y aparece un cartel que dice “camino cerrado”, siguen a pie entre arbustos. Cruzan una zanja y se topan con otro cartel en inglés y francés que dice “no se permite cruzar a pie”. Acto seguido son detenidos.
Los siete días de la semana, durante las 24 horas del día, extranjeros que vinieron a Estados Unidos desde todas partes del mundo –Siria, el Congo, Haití y otros sitios– llegan al final de la carretera Roxham Road y cruzan la frontera con Canadá a pie, en la esperanza de recibir garantías que sienten que Estados Unidos ya no les ofrece a los inmigrantes.
“En el país de Trump, nos quieren mandar de vuelta a nuestros países”, dijo Lena Gunja, una niña de 10 años del Congo que hasta la semana pasada vivía en Portland, Maine. Viajaba con su madre, su padre y una hermanita menor. “No queremos que nos pase eso, queremos una buena vida. Mi madre dice que quiere darnos una buena vida”.
En los últimos meses, miles de personas han cruzado de forma ilegal la frontera entre Estados Unidos y Canadá para solicitar refugio.
Pero en las últimas semanas, el flujo de refugiados se ha multiplicado, especialmente en la zona fronteriza cercana a la ciudad de Montreal.
Según organizaciones que trabajan con refugiados, hasta 300 personas al día están cruzando a pie la frontera entre los dos países para solicitar refugio, de los cuales muchos son haitianos.
El presidente estadounidense, Donald Trump, ha anunciado que rescindirá los permisos temporales de residencia emitidos por Estados Unidos a unos 60 mil haitianos que se refugiaron en el país tras el terremoto que asoló a esa nación caribeña en 2010.
Montreal es el hogar de 70 mil personas de origen haitiano.