PALABRA PERDIDA, PREGUNTAS PENDIENTES

La encuesta milagrosa de la cual no se conocen ni las preguntas ni el método; ni la muestra, ni los consultados ni los encuestadores cuya paciencia levantó el velo del arcano, no debe servir como una cortina tras la cual se oculte lo más importante: las razones por las cuales Claudia Sheimbaum fue designada sucesora de Miguel Ángel Mancera en el gobierno de la ciudad de México.

El primer punto debe ser este: “Morena” no es un partido político original: es una mutación fraccionaria del Partido de la Revolución  Democrática. Es como la yema trasplantada del huevo. La franquicia en manos de “Los Chuchos” y similares, es cuando más un  residuo baboso de clara con cascarón. Es todo cuanto tiene ahora Alejandra Barrales. Un amasijo a modo de ambiciosos desorientados cuyo extravío no se va a remediar con un ilusorio frente amplio o estrecho. So no han podido resolver sus contradicciones esenciales, mucho menos van a lograr la armonización de los polos, la derecha panista con la imaginaria izquierda redentora, con el manido pretexto de sacar al PRI de los Pinos. De eso –si sucede–, se encargarán otros; no ellos, por cierto.

Analizado el origen del Movimiento de Reconstrucción  Nacional, lo evidente es su triunfo por dos razones; la leva de cuadros dirigentes y de alta competencia, extraídos del PRD el cual se ha quedado sin mejores personas. Un poco la repetición de los  años de Cuauhtémoc Cárdenas, cuya estructura perredista no fue sino la segunda piel del corporativismo priista sobre todo en la ciudad de México.

Como en aquellos tiempos Morena no tiene competidor en la elección del nuevo jefe de Gobierno. Por eso la presentación de Claudia Sheimbaum, como “coordinadora territorial” (para plantear un  tecnicismo saltón de los límites legales para pre candidatos y candidatos; campañas y precampañas, no fue sino la fiesta de apertura de una cargada inusual.

El único reacio a sumarse a tan oportunista festejo, ha sido Ricardo Monreal; quien  se enfrenta una vez más a la disyuntiva de someterse a una disciplina sólo de aquí para allá, sin la correspondencia de una palabra previamente empelada o brincar a donde ya le habían  advertido de la inminente traición de Andrés Manuel.

El antecedente es claro: Sheimbaum fue la operadora del proyecto y obra más significativo de López cuando éste fue jefe del Gobierno del entonces DF. Ella manejó el platal de los segundos pisos y entregó, en lo financiero y lo operativo, buenas cuentas y de paso la abrió las puertas a los nuevos dueños de la ciudad de México, los constructores como Saba, Riobo y Dahnos y algunos más. Todos pertenecientes a una etnia opulenta cuyas derivaciones de negocios pasaron de los telares y las medicinas (como los Saba) a la construcción de fraccionamiento urbanos, centros comerciales, plazas y obras públicas.

La misma razón por la cual el PRD tiene a Salomón Chertorivsky en una imaginaria secretaría promotora de los negocios llamada de Desarrollo Económico o por lo cual se le entregó el fracasado proyecto del corredor Chapultepec a Simón Levy o se mantiene como supuesto custodio de la rectitud administrativa a Meyer Klip.

Negocios, sólo negocios.

Monreal también sabe de eso, pero no embona en esos planes. Jugo con  las reglas de antes y perdió frente a la realidad de ahora. Veamos sus dolidas palabras y entendamos la diferencia entre lo analógico y lo digital. Digital viene de dedo, es la etimología: dedo, dedazo, dedito…

“(Crónica)… la vida no es fácil. La mía ha estado llena de adversidades… una ciudad tan extraordinaria como la nuestra no merece un puerto incierto… aún falta escribir parte de la historia de la ciudad, desde donde estemos, en el lugar que nos sitúen

(¿quienes nos sitúan, como piezas de cual ajedrez, Ricardo?) y nos deparen el destino y el futuro próximo… Quiero tomar decisiones con la cabeza fría, puede estar el corazón caliente.

“¡Yo soy de los antiguos, de los que otorgan su palabra y la cumplen, salvo que no haya remedio”.

Pues aquí al parecer no hubo remedio. Pero la solución de uno es el problema del otro. Si Andrés, como él le dice a su amigo y jefe de partido, le había ofrecido (como fue) la bandeja de plata y la ciudad en ella y después se la retiró para poner sobre la charola su cabeza en el baile de la nueva Salomé de la Reconstrucción  Nacional, sólo este Juan Bautista de Zacatecas sabe cuando y por cuales motivos  se reventó el hilo de aquella fervorosa y devota amistad con el hombre de Tabasco.

Claudia Sheimbaum ha recibido apoyos diversos y su condición de mujer y doctora en Ciencias le ha acarreado tantos brillos y fulgores como para olvidar muchas cosas de su pasado. Ya habrá tiempo.  Por ahora el feminismo reivindicador bate palmas por el triunfo de una mujer. Nada más lea usted estas líneas de Yuriria Sierra (Excélsior). Bueno, ni Madame Curie:

“…Sheinbaum es una mujer respetada dentro y fuera de nuestras fronteras, no de gratis fue parte de un equipo de investigadores merecedores del Nobel (¿así o mejorcito?). Si de por sí, y según lo que marcan las encuestas, Morena tiene esta elección en la bolsa, la figura de Sheinbaum les abona (sic) la seguridad de una campaña mucho más tersa de la que habrían conseguido con otro personaje…”

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Ahora un poco de juego con las palabras:

Permanecen piras prendidas por Palenque.

Persisten presiones planetarias, personajes pendientes por playas, pirámides, piraguas; pocas pistas. ¡Préndeles, préndelos!

Padecemos penas presentes por penuria pública, por pecados perniciosos, por planteamientos pasajeros, proyectos postizos, prefacios podridos.

Prontamente podríamos pronunciar palabras pesarosas: país, pobre país, pervertido, puncionado por personajes políticos prevaricadores (plaga perversa), policías perrunos, pelagatos puestos por pérfidos partidos pasmados.

Pensamos por pausas:

—¿Podemos prever posibilidades?, ¿podemos planear publicidad?

Pocas palabras, pero preciso pronunciar pesimismo prudente. Pidan pendencia, peleadores profesionales, periodistas postulantes, polífagos. Pongan potaje, presenten píloro pigmentado.

Preguntemos plenamente: ¿podremos pasar por paso partido, pontón plateado (plata pura) posteriormente parchado por plegarias pendientes?

Pesamos problemas políticos, pero preocupan pocas posibilidades. Pusimos papayas por peteneras. Pifias, píldoras prodigiosas.

Pobrecita patria.

Pontífice Paco pide piedad para personas perdidas, pulverizadas. Preguntemos paradero. ¿Por prados, por pagos, por potreros plenos?

Presenten personas piden padres, proclaman parientes.

—Pues posible, posible, parece poco práctico.

—¿Polvito ponemos; pavesas presentamos? “Pérate”, pinche pendejo.

Podríamos preguntar, ¿podemos parar pavura pidiendo protección poética, paladines policiacos  periodistas perniciosos?

Plantear por premisa: ¿pueden poetas protegernos?

Podrían presentarse  por puerta principal, padre Pessoa; primo Paz, polivalente Pacheco; prominente Poe, persistente Proust, para poner pensamientos profundos, planteamientos placenteros, prosas poéticas.

Pululan psicodramas, ponen por pista pisapapeles, previenen posibles pálpitos por prevenir pendencias pastosas. Piénselo perfectamente, personas plenas presentan pronto patatús, pericardio  perturbado, piden pasiflora pacificadora.

—¿Puede poesía prevenir pensamientos pesarosos?

¿Podemos poner personalidad presente para problemas pasados? Poco posible.

Pasemos por presidente Peña:

—Presidencia plena, pleito pendiente.

—¿Protesta plenaria?

Pongámosla parcial, pero preocupante para pleno poder.

Pisemos —pasemos— por planeta poderoso, presentemos plegaria por potencias perdidas.

—¿Perdidas?

Posiblemente pespunteadas, prácticas polvorientas, procedimientos póstumos, posturas providenciales.

Posibilidad primaria:

Pida potaje perfumado para pócima preparadora, para panorama polifacético. Ponga placenta plateada para prevenir personajes perdularios.

Podríamos para presentar posición, para poner piso parejo, por pedir poco; poner plantas prodigiosas, planchar pegotes por parietales, posicionar peroné, posponer píloro, proponer píldora pastosa.

Ponga piña, piñón, pingüino pico pronto; pique placenteramente perejil, pichón pelado; pistache presuroso, pitahaya purpurina; pizque pulga, piojo peludo; prepare plato prodigioso, prepare preservativo.

Ponga precio pordiosero; prevenga prostituta pornográfica, perdida; pásele polvos pica-pica por plácido perineo.

Ponga porciones pequeñas. Pida pócima potencializadora para potencia proporcional.

Pase por pocos peldaños poco periodo.

Pasito por pasito. Prevenga polizones polimorfos. Proponga provincias, proyecte pruebas, piense: plumbago paraíso, pida pluma prestada. Ponga, ponga.

—¿Principiamos póker populista?

Podemos. Pida puras picas.

—Prometo poner precio piastras, pediré plena prosperidad por pacto poderoso, pondré personero para Puruándiro, posicionaré “Pitufos” para plenarias postrimerías por Paricutiro.

Para próximo periodo presidencial, para previsible porvenir poco podemos pedir.

—¿Prosperidad?: Pobreza.

—¿Plenitud? Parquedad

—¿Perfección profesional?: pocilga; porqueriza policiaca.

¡Pida profesor!, pida paquete pertinaz, pase por pesadilla propia, pero ponga paje paraguayo, príncipe peruano; Pompeya piroplástica: pronuncie plenamente, pues puede presentarse perjuro perfeccionado pidiendo plataforma (Peje, por plantear posibilidad).

—¡Párelos!

Póngales puesto propio, pero prevea porvenir. Para pasado podría parecer perdido plazo. Pinte posdata porteña. Proponga panorama propicio para precipicio.

Pero precise: ¿Príncipe,  Principito? ¿Princesa por pelandusca?

Predicadores predeterminados propulsan peleoneros pensadores políticos. Pida pedestal para pronunciar palabras por Potomac, pronto, pronto. Próspero periodo por presentarse.

Puesto por panorama, parece poco. Precisar precipicio, pide paz

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