Patriotas de Nueva Inglaterra, favoritos de facto

Poco hay que agregar al legado y estatus de leyenda del que gozan en Foxborough.

Los Patriots de Nueva Inglaterra consumaron hace siete meses la remontada más grande en la historia del Super Bowl para ganar su segundo trofeo Vince Lombardi en los últimos tres años y la dupla Bill Belichick-Tom Brady alcanzó niveles legendarios al ser la primera pareja de entrenador-mariscal de campo en ganar cinco anillos.

Y la de 2017 luce para ser una temporada en la que están listos para llevarse el carro completo, otra vez.

La especialidad de Belichick es encontrar talento donde otros equipos no lo ven y es una fórmula que le ha funcionado en cada uno de los campeonatos del equipo, donde un completo desconocido termina por ser la figura.

Quizá eso no se refleje tanto en esta campaña, pues para el armado de los Patriots de 2017 se recurrió a la entrega de dinero a agentes libres que probaron su nivel en otros equipos y dejaron ir a jugadores que fueron contribuyentes importantes en el último título.

También hay que entender que en el Draft de este año los Pats sólo tuvieron cuatro selecciones, ninguna de ellas en las primeras dos rondas, por lo que los novatos que llegaron al equipo sólo sirven como respaldo para los titulares y no se espera de ellos un impacto inmediato.

Por ello, llegaron jugadores como Stephon Gilmore y Mike Gillislee, a los que se les entregó salarios para ocupar puestos titulares en el equipo, y lo más importante, le fueron arrebatados a un rival de División, los Bills de Buffalo.

También los intercambios entre los Patriots y otras organizaciones estuvieron a la orden del día y el más importante, probablemente, fue el que se hizo por Brandin Cooks, ex receptor de los Saints de Nueva Orleans.

La presencia de Cooks en el equipo ha adquirido una mayor relevancia al saberse la baja por toda la temporada de Julian Edelman, lo que le da a Tom Brady esa herramienta que no debilita al aparato de receptores del equipo.

De igual forma, con un Rob Gronkowski sano, la ofensiva de Nueva Inglaterra adquiere una nueva dimensión, aunque seguirán existiendo dudas sobre la durabilidad de este ala cerrada, que viene de una cirugía en la espalda.

Entre los corredores, las llegadas de Gillislee y Rex Burkhead compensan la salida de LeGarrette Blunt, por lo que no habría demasiados cambios en la forma en la que los Pats tratan el ovoide por la vía terrestre.

En la defensiva, los cambios más importantes vinieron en la secundaria, con el arribo de Gilmore, que estará recibiendo 65 millones de dólares por un acuerdo de cinco años, lo que le da confianza en las esquinas, pues Malcolm Butler está consolidado cubriendo a los receptores contrarios.

Los siete frontales prácticamente son los mismos y serán un escollo difícil de superar para los ataques terrestres contrarios.

En general, Nueva Inglaterra es un equipo más completo que el que ganó el Super Bowl LI hace siete meses. ¿Habrá equipos en la Conferencia Americana que se equiparen? Quizá no se pueden contar con los dedos de una mano, pero Brady, Belichick y compañía siempre encontrarán la forma de hacer valer el peso de los Pats.

SITUACIÓN DE EMERGENCIA
El Bucs-Dolphins queda suspendido

La NFL anunció que el partido del domingo entre los Dolphins de Miami y Buccaneers de Tampa Bay por la primera fecha de la temporada será cambiado de sede o de fecha debido a la amenaza del huracán “Irma”.

El encuentro estaba programado para jugarse a las 12:00 horas del domingo en el Estadio Hard Rock, de los Dolphins.

Sin embargo, la Liga anunció ayer que “debido a la situación de emergencia, y tras consultarlo con las autoridades estatales y locales, al igual que ambos equipos, se decidió que es inapropiado jugar un partido de la NFL esta semana en el Sur de la Florida”.

La Liga señaló que contempla varias alternativas, como jugar el partido el domingo en una sede neutral, o en Miami en otra fecha, probablemente en la Semana 11, en la que ambos equipos tienen programado su descanso.

El huracán “Irma” se acerca al Caribe como una tormenta de categoría 5, la más poderosa que ha afectado el Atlántico en la última década, con vientos de hasta 350 kilómetros por hora.

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