SOMBRAS, RECUERDOS Y OLVIDOS

Obviamente los sismos recientes alteraron todo. no solo la vida cotidiana sino también el futuro. Aquella frase tan socorrida del efecto mariposa, esa concatenación de variaciones por las cuales un suceso lejano termina produciendo  cercanas repercusiones, va a alterar toda las cosas.

El más visible de los efectos de la destruición de la ciudad y la muerte tiene relación con la política y ésta con el futuro de todos.

El primer asunto sobre el cual debemos guardar atención es la evolución del Frente PAN-PRD-MC. A estas alturas resulta obvio quién se ha apoderado, al menos mediáticamente, de ese conjunto: Ricardo Anaya. Eso no significa una candidatura automática con las siglas diversas de ese muégano, pero resulta sencillo suponer las mayores posibilidades de quien ha avanzado sobre los rezagados o simplemente agazapados, como Dante Delgado, a quien nadie le supone interés de lanzarse a la candidatura presidencial. Al menos su conducto no lo hace evidente ni creíble… en el corto plazo.

Alejandra Barrales, por su parte, tiene un problema más inmediato: conservar el gobierno de la ciudad de México ya sea con su propia candidatura o con la de alguien más decidido por Miguel Ángel Mancera quien  le ha dejado, lo quiera o no, el campo  abierto a Ricardo Anaya.

La imposible renuncia de Mancera le quitó una pata al trípode.

En esas mismas condiciones de alteración post sísmica, ha quedado Morena. La imposición de Andrés Manuel a favor de Claudia Sheinbaum, no sólo modificó las condiciones internas con la rebelión de Ricardo Monreal sino también exhibió la mala calidad del trabajo de la doctora en Física, víctima de la aplicación de la ley de la gravedad en una escuela destruida  en su propia delegación, de cuyas irregularidades constructivas no se enteró ni siquiera revisando expedientes de lo pendiente.

Si Morena la impone como candidata, el PRD tendrá algunas municiones para acribillar su bandera. Es como si pusieran de candidato al delegado de Tláhuac, cuyo destino político aun pende de un  hilo en la Asamblea Legislatura, la cual con toda su inutilidad a cuestas, se podría activar por el mandato central de los partidos. Todo para derribar a López y su tribu.

En el Partido Acción Nacional el sismo ha dejado muy en claro (en perjuicio de Margarita Calderón, ahora deslavada e invisible, tal es su mayor mérito) cómo es más sencillo hacer política desde dentro.

Ricardo Anaya (otra vez), ha avanzado en la demagógica ruta de entregar el dinero de las prerrogativas y no le ha importado al CEN azul dejar en la calle a todos los empleados del partido, con tal de empatarle el marcador al PRI, cuyos haberes trimestrales ya han sido devueltos al Instituto Nacional Electoral quien sigue distribuyendo sus ahorros en beneficio de los afectados por los derrumbes y la pérdida de sus casas y pequeños negocios.

En las actuales condiciones la única candidatura firme, con presencia y conocimiento general, es la de Andrés Manuel quien agitó el avispero con la propuesta inicial de donar su veinte por ciento de prerrogativas para los afectados del desastre, pero cuya ausencia personal en los derrumbes y campamentos contrastó con la actividad constante de otros. Andrés no alzó un  tabique roto en ninguna parte del país, se dedicó a predicar su sermón desde su montaña.

Por otra parte el gobierno federal y su partido se pusieron por delante de todos los demás. A pesar de la interesada y ruin versión de una sociedad organizada, espontánea, solidaria, bondadosa y todo lo demás, cuya conducta rebasó al gobierno (como parcialmente ocurrió hace treinta y dos años), el Presidente Enrique Peña y sus colaboradores –con las fallas de una emergencia, es obvio–, probaron capacidad de servicio y disposición de remedio hasta donde hubo cosas remediables.

En esas tareas destacaron algunos por la naturaleza misma de sus encargos: Aurelio Nuño, por la destrucción de escuelas; José Narro, por las cuestiones médicas y hospitalarias; Miguel Ángel Osorio, por la naturaleza misma de la emergencia y la Protección Civil y los Derechos Humanos; Rosario Robles por la Sedatu y por encima de la emergencia, es decir, por las cuestiones de financiamiento para la reconstrucción y demás el hacendario señor Meade, quien distribuirá los fondos para la reconstrucción.

A fin de cuentas todo pasa por Hacienda.

Por razones de calendario todos los funcionarios aspirantes a una candidatura deberían renunciar en noviembre y estar libres de encargos a partir de diciembre. Eso significa un octubre turbulento.

Este octubre tampoco se va a olvidar fácilmente. Como inolvidable será septiembre. En el cubilete los dados se agitan, como los políticos en el terremoto.

 

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