Vengo del futuro: tira tus tarjetas y colecciona tus billetes

En una tienda en el centro de Beijing, Zhao Li recuerda el pasado, quizá un poco más allá, la “prehistoria”.

En esa época la gente usaba una cartera para guardar billetes y tarjetas de crédito, y los bolsos hacían ruido al caminar por las monedas que cargaba.

El metro, los autobuses y los taxis los pagaba en efectivo, y debía preocuparse por traer cambio. Además, cosas como pedir y pagar cafés, pizzas o cualquier comida requería hacer una llamada para que se enviara el producto a un domicilio y pagar en efectivo al repartidor.

Los había negocios que permitían pago vía telefónica o Internet con tarjeta que le hacía sentir a Li en la modernidad dentro de un país que apenas dos décadas atrás abrió de par en par las puertas del capitalismo.

En una “tiendita de la esquina” o peor aún en un negocio ambulante, pagar con tarjeta era una utopía.

“Pero ahora prácticamente no uso efectivo. La gente en la calle casi no usa efectivo. Los jóvenes para nada, los padres muy poco, solo los ancianos siguen usando mayormente efectivo”.

Desde hace dos años despegó en China el pago móvil, con aplicaciones como Alipay o WeChat, que permiten comprar comida, boletos de avión, en sí pagar en cualquier lugar, así como reservar en un restaurante, concretar una cita médica o buscar empleo.

Los pagos se realizan a través de una app con código QR. Cada persona tiene en su celular una cuenta de banco digital y al llegar a un negocio simplemente leen su código y en cuestión de segundos se realiza el pago. Las comisiones que les cobran son tan bajas como 1 yuan​ (menos de 3 pesos) por cada mil yuanes en operaciones.
“Recuerdo la época del efectivo como muy lejana, pero fue apenas unos años”, dice Li.

Uno de los motivos más importantes que han empujado a los pequeños comerciantes chinos a aceptar pagos electrónicos es que no necesariamente estos terminan por implicarles una carga fiscal.

Los pagos quedan registrados como una transferencia, no como el pago de un servicio, por lo que incluso los comercios ambulantes que tienen que correr de la policía pueden aceptar los pagos sin temor a que su carga fiscal se incremente.

De tal forma que da lo mismo recibir dinero electrónico por un kilo de plátanos, que recibir un ‘sobre rojo’, que se utiliza para regalar dinero en fiestas, o bien para que padres y abuelos den su ‘domingo’ a los niños.

Para que se lograra este avance tecnológico no sólo se requirió de la aplicación, también de la colaboración de los bancos, regulaciones del Gobierno, y una tecnología detrás que soporte la cantidad de transferencias.

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