Esta startup quiere predecir qué obra de arte será un éxito

Fondos y bancos han adoptado el aprendizaje automático para detectar patrones y orientar sus decisiones de inversión. ¿Podría esta rama de la inteligencia artificial ser usada para adivinar los caprichos del mercado del arte? Una startup de Nueva York dice que sí.

Arthena analiza cientos de miles de datos sobre obras de arte: artistas, estilos, tamaños, etc. Añadiendo perspicacia humana, la firma escoge piezas que, dice, generarán atractivos rendimientos. Actualmente, la empresa administra varios fondos y cuenta con el respaldo de Foundation Capital, Beamonte Investments e Y Combinator.

Valorar el arte es intrínsecamente subjetivo, y muchos expertos se muestran escépticos. Pero la cofundadora y directora ejecutiva, Madelaine d’Angelo, dice que podría arrojar luz sobre un mercado donde los acuerdos se hacen a menudo en privado y ayudaría a democratizar la inversión en el arte.

“A la mayoría de las personas en el mundo del arte no les gusta lo que estamos haciendo”, dice D’Angelo. “No estamos defendiendo que el arte por el arte no debería existir o que la gente debería dejar de crear colecciones, sino que queremos que esté más ampliamente disponible como una clase de activo y oportunidad de inversión”.

El discurso de Arthena coincide con un aumento del interés por invertir en el arte. Las ventas en grandes casas de subastas han subido 18 por ciento en la primera mitad del 2017, según el último informe de Arte y Finanzas de Deloitte, y las obras conocidas están obteniendo precios récord. Una pintura sin título de Jean-Michel Basquiat de una calavera se vendió a principios de este año por 110.5 millones de dólares, 5 mil 800 veces más de lo que se compró hace 33 años, según Artprice; un récord para un artista estadounidense.

La inversión en arte ha sido tradicionalmente propiedad de los megarricos, como el misterioso comprador que acaba de gastar un récord de 450.3 millones de dólares en “Salvator Mundi” de Leonardo da Vinci (por encima de los 127.5 millones de dólares de hace cuatro años). Los fondos de arte son otra forma de ingresar al mercado, pero generalmente se venden a individuos de alto patrimonio y son administrados por expertos profesionales con conexiones en el mundo del arte. Arthena quiere que la inversión en arte sea accesible para más personas y atraiga a la próxima generación de entusiastas del arte, incluidos millennials obsesionados con los datos.

D’Angelo, quien tiene una maestría en estudios de museos de Harvard y trabajó en el Smithsonian, fundó Arthena en 2013 con su hermano Michael, de 27 años, quien estudió ingeniería computacional y matemáticas en Stanford; él es el director de tecnología. La firma también tiene una oficina en San Francisco y está abriendo una en Luxemburgo, la capital mundial de la inversión en arte.

Invertir en arte es una perspectiva desalentadora para la mayoría de la gente porque no hay mucha información. Eso está cambiando gracias a empresas como Magnus, una startup que tiene la meta de catalogar cada obra y poner esos datos a disposición del público; otra firma emergente, Artsy, comparte las subastas en smartphones y enumera el inventario de una red global de galerías.

Arthena está hablando con los inversores en su propio idioma: matemáticas. D’Angelo dice que su equipo de científicos de datos usa el mismo enfoque riguroso basado en datos que los administradores de fondos aplican a cualquier producto financiero. Se negó a proporcionar detalles, pero los expertos en inversión en arte dicen que la inteligencia artificial es muy adecuada para analizar una gama de indicadores para predecir tendencias. Entre ellos: precios en subastas públicas, número de exposiciones en galerías o museos que ha tenido un artista, frecuencia con que aparece el nombre de un artista en bases de datos, sus menciones en las redes y los coleccionistas de obras de un artista determinado.

D’Angelo dice que su empresa puede detectar tendencias en más dimensiones y un cuerpo de trabajo más amplio que lo que un equipo de asesores humanos podría (aunque expertos en arte revisan los hallazgos de los algoritmos).

Si bien el toque personal probablemente nunca desaparecerá, el enfoque de Arthena en cuanto a los datos podría atraer a una nueva generación de aficionados al arte. Phillip Ashley Klein, quien dirige el equipo de Arte y Finanzas de Deloitte Consulting, dice que se está viviendo una transferencia masiva de riqueza de los “baby boomers” a los “millennials”, quienes quieren “una experiencia más personal y más transparencia contextual”.

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