En noviembre de 2017, Shakira fue relacionada con el escándalo de los “Paradise Papers“. Los documentos que se filtraron en ese entonces señalaban que la artista había trasladado sus derechos musicales a la sociedad offshore (paraíso fiscal) Malta Tournesol Limited, transacción que fue valorada en 31.6 millones de euros, y que se habría realizado en 2009.
Ella, a través de sus abogados, lo negó, pero no pudo escapar del escándalo: tiempo después informó a sus fanáticos la cancelación de todas sus fechas por Europa para promocionar su disco El dorado (2017). Era el primer tour que realizaría en seis años, pero una hemorragia a las cuerdas vocales la obligó a tomar un reposo.
“Mis doctores me han ordenado un descanso total de la voz”, dijo en un comunicado, y pese a que esta semana informó que volvería a los escenarios en junio tras someterse a una operación para mejorar su garganta, nuevamente acapara la atención por problemas extra musicales.
La Agencia Tributaria de España envió una denuncia en su contra por presunto delito fiscal, entre 2011 y 2014. Esto porque Shakira vivió en ese país durante ese tiempo, aunque nunca se estableció de manera definitiva, y por ello tendría que haber pagado impuestos por la mayor parte de sus ingresos generados en todo el mundo.
Cercanos a la cantante aseguraron al diario español La Vanguardia que la mayoría de las ganancias de la colombiana provenían del extranjero y que ella pasaba la mayor parte del tiempo fuera de España, cumpliendo así con sus obligaciones fiscales.
Por si fuera poco, los rumores de una posible crisis amorosa con su pareja, el futbolista del Barcelona, Gerard Piqué, reflotaron. Esto luego de que la Revista Cuore reportara una pelea en un restaurante en presencia de sus hijos.
Según la publicación, Shakira y Piqué llegaron al lugar por separado. Ella fue la primera en entrar al recinto y después arribó el deportista junto a sus dos hijos. Cuando ella fue a buscarlos, la mala cara de Shakira hizo que Piqué “la agarrara por la muñeca y con cara seria y la hiciera entrar en el interior del local”.
La pareja ha desmentido una posible separación, pero juntos han tenido que lidiar con el acoso de los paparazzi. La puerta de la casa que comparten en Ciudad Condal recibe diariamente a un grupo de fotógrafos a la espera de ambos.
Aunque Shakira y Gerard tomaron fotos y grabaron videos de los periodistas que los esperaban en su domicilio, la medida fue en vano. Los paparazzi siguen allí, llamaron a la policía, pero esta no pudo hacer nada porque no podía echar a nadie a la calle.
Los rumores de embarazo, además, están a la orden del día, pero no existen ninguna imagen o declaración que lo confirme. En una conferencia de prensa efectuada en mayo de 2016, la intérprete confesó que no tenía planes de matrimonio con el futbolista y que tampoco estaba embarazada, como se creyó en ese minuto. “Quiero aclararlo porque tengo un paparazzi en la puerta de mi casa revisando el bote de la basura para ver si encuentra la prueba de embarazo”, aclaró.