La historia de Osorio en Inglaterra

El entrenador de la Selección Mexicana, Juan Carlos Osorio, concedió una entrevista para el diario británico The Sun, donde explica cómo comenzó su carerra como profesional y todos los sacrificios que tuvo que atravesar para llegar a ser entrenador de un combinado que jugará una Copa del Mundo.

El colombiano tomó medidas sin precedentes para ver el entrenamiento de Liverpool cuando estudiaba en la universidad de la ciudad.

Dos años de espionaje desde una casa que daba al campo de entrenamiento de Melwood, a través de binoculares, mantuvieron su entusiasmo y vivo su sueño, de convertirse algún día en un alto directivo.

El camino, que incluía ser entrenador de acondicionamiento del Manchester City, siempre iba a ser poco convencional, pero el trabajo duro y los sacrificios han dado resultados espectaculares.

“En la década de 1980, había mucho dinero enColombia con algunas grandes estrellas, así que no podía jugar regularmente. Dejé de jugar alrededor de los 24 y planifiqué convertirme en un gerente profesional. Sabía que mi camino sería largo”, comenta sobre su pasado como futbolista.

Osorio se graduó en Ciencias del Ejercicio y Rendimiento Humano en Southern Connecticut State University en 1990, y trabajó de1990 a 1997 en fútbol juvenil en Nueva York. Pero el camino no fue fácil.

“Le dije a mi esposa Julieth, y todavía estamos juntos hoy, que quería perseguir mi sueño para lograrlo. Así que vendí todo, relojes, un automóvil, para pagar dos años para ir a la Universidad John Moores en Liverpool para estudiar una maestría en ciencias y futbol. Ella se quedó en los Estados Unidos”, señala el entrenador de 56 años de edad.

¿Y cómo espiaba al Liverpool? “Comencé a caminar y encontré un pequeño agujero a través del ladrillo para poder mirar. Miré hacia atrás y vi esta ventana que daba al campo de entrenamiento. Me acerqué a la casa, hogar de la familia McManus. Hablé con el esposo Tom y le pedí que alquilara la habitación mirando el terreno de juego. Les dije que quería ser entrenador de fútbol y les pagaría £ 50 por semana. Dijeron “¿qué?… Me dejaron y gratis. Aún hoy, todavía estoy en contacto con esa maravillosa familia. Pude ver todo. Cuando estaba lloviendo y llovía mucho, miraba por la ventana con prismáticos”, concluye.

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