Teléfono Rojo

 

  • La prohibición de debates demostró la complicidad INE-López Obrador
  • Y el tabasqueño aprovecha la tardía intervención del Tribunal Electoral
  • Gamboa llama a legislar, pero Morena, PAN y PRD organizan un boicot

 

 

La confusión nació de la simpatía.

 

Quizá sea arriesgado acreditarlo a la parcialidad

 

Pero como éste es espacio de información, vayamos a los hechos.

 

Cuando Andrés Manuel López pidió prohibir los debates durante la ínter campaña, los consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) se pasaron de consecuentes y actuaron en consecuencia.

 

Y no es pleonasmo.

 

Querían quedar bien con quien, ya elegido presidente de la república, les entregará su reconocimiento y les dará la legitimidad deteriorada día a día con sus malas o al menos parciales decisiones.

 

Los pares de Lorenzo Córdova se convirtieron así en instrumento de quien no quiere confrontarse con sus adversarios bajo una principio básico del de Macuspana:

 

-Los debates favorecen al pelotón de atrás, no al puntero.

 

Por eso no quiere mostrarse cara a cara con ellos.

 

Le preocupan en especial los dos principales adversarios –José Antonio Meade Ricardo Anaya-, pero no son despreciables quienes compiten desde la independencia.

 

En especial uno: Armando Ríos Píter, quien conoce a fondo al tabasqueño y le atacaría sus contradicciones e inconsistencias en uso de la frescura del guerrerense.

 

Total, los consejeros resultaron juguetes de su candidato preferido.

 

 

EL PEJE AGRADECE AL INE

 

 

El resto lo hizo El Peje.

 

Su beneficio fue múltiple.

 

Ganó tiempo y cuando actuó el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ya fue demasiado tiempo para acreditar un derecho de los ciudadanos: conocer frente a frente a sus candidatos.

 

Andrés Manuel López se asió a la determinación del INE y decidió no acudir a ninguna invitación -la Joaquín López-Dóriga en primer lugar, la de Leonardo Curzio en segundo y atrás muchos noticieros más- porque “no son obligatorios”.

 

Y con él sus entenados.

 

Claudia Sheinbaum obedece instrucciones de su patrón y, además de no acudir a verles la cara a Alejandra Barrales Mikel Arriola, se niega a conceder entrevistas para evitar preguntas comprometedoras.

 

Es, dicen los cronistas deportivos, jugar con el score.

 

Se sienten punteros, ganadores seguros, y no arriesgaran capital porque -además- se saben vulnerables por sus políticas populistas y su pasado inconsistente.

 

Tan endebles como la solidez del colegio Rébsamen.

 

Y como El Peje y su delfín no van, los demás sienten innecesario enriquecer la democracia y la contienda con debates.

 

Del panista Ricardo Anaya puede entenderse porque tiene una riqueza imposible de explicar “con peras y manzanas” como él dice sin presentar ninguna prueba, ninguna escritura, ninguna auditoría ni demostración de no enriquecimiento al amparo del poder.

 

-La legitimidad de su riqueza debe demostrarla con documentos y auditorías no con peras y manzanas -refuta José Antonio Meade, quien se ha quedado solo en la imposible tarea de debatir.

 

En la ciudad, mientras tanto, Alejandra Barrales refuta:

 

-¿A qué voy? ¿A hacerle el caldo gordo a Mikel Arriola? No, yo quiero debatir con Claudia.

 

Pues se quedará con las ganas.

 

 

EL LLAMADO INÚTIL DE GAMBOA

 

 

Emilio Gamboa clama en el desierto.

 

Ha llamado a todas las fuerzas senatoriales a concentrarse en la búsqueda de acuerdos al margen de la contienda electoral para cerrar la Legislatura con resultados.

 

Buen propósito del priísta cuando hay un abierto boicot de los senadores, unos en apoyo de Andrés Manuel López y otros en abierta venganza porque se pide aclarar la riqueza de Ricardo Anaya.

 

Las diferencias, dice Gamboa, deben resolverse en los ámbitos partidistas y en la contienda.

 

 

Quizá sea el último esfuerzo (inútil) para no convertir el Senado de la República en ring electoral.

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