Fue una fantasía a lo Gógol

El futbol es un buen creador de ficciones. Lo sucedido este jueves en la inauguración del Mundial ruso es una de los máximos relatos fantásticos de la historia del certamen. Grave sería para el técnico Cherchesov creerse este partido como parte de la realidad: el duelo se pareció más a las Almas Muertas de Gógol que a una cierta preparación para lo que viene. Egipto y Uruguay pueden poner las cosas en su lugar. Arabia Saudita es un indigno inquilino en el grupo de los 32 y confirma el miedo sobre la calidad de la pelota en un campeonato de 48 como espera la FIFA para el Mundial de 2026 y que organizarán México, Estados Unidos y Canadá. Pobrísimo el nivel del encuentro de estreno. Rusia debió ganarlo por diez; por ocho, cuando menos.

Parecido a una segunda división europea, el duelo fue un boxeo de sombra en el que se notaban más los errores del peso paja que los pobres aciertos del púgil invitado, casi amateur. Arabia no conoce los elementos más básicos del juego. Un par de veces logró pasar con acierto la pelota con más de seis toques al hilo. El desigual combate terminó con el empacho ruso que se hizo una ensalada de goles tan inesperada como la imaginación. No hay forma de sacarle provecho a este frágil rival. Rusia no es así; ni siquiera una aproximación a su triste realidad. La única ventaja para el cuadro local –y no es poca cosa, desde luego- es la diferencia de goles que en rondas tan cerradas puede ser útil para escabullirse a los octavos de final. Parece descabellada la idea: Salah se ha repuesto de la lesión que le produjo Sergio Ramos en la final de la Champinos League y ha sido anunciado para el partido ante Uruguay de mañana por la mañana.

La abultada despensa de goles se produjo en el segundo tiempo, cuando Arabia ya era un estropajo que se había olvidado de los argumentos de clasificado. Pizzi, el técnico de cuadro árabe, no pudo contenerla, tampoco, sobresaliente ofensiva rusa. Si Cherchesov se toma al pie de la letra lo que sucedió será destrozado como un ingenuo personaje de Dostoievski. Rusia es otra; otro su futbol. Pero la gran virtud de la ficción es la ilusión…

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