La canciller alemana, Angela Merkel, hizo un último esfuerzo este lunes para resolver la disputa en materia de inmigración con sus aliados conservadores, después de que el ministro de Interior amenazó con renunciar, generando dudas sobre la supervivencia del frágil gobierno de coalición.

Horst Seehofer ofreció el domingo su renuncia como ministro y también como presidente de la Unión Social Cristiana (CSU) tras una reunión del partido. No estaba claro si su decisión buscaba que Merkel hiciera un cambio con respecto a la política migratoria o si simplemente ya había tenido suficiente.

El CSU había amenazado con imponer nuevos controles en la frontera alemana esta semana, si sus miembros consideraban que los acuerdos y propuestas que Merkel trajo de una cumbre de la Unión Europea eran insuficientes para aliviar la carga migratoria.

Merkel está en contra de una acción unilateral de las autoridades en Baviera, el principal punto de entrada a Alemania para los inmigrantes, al afirmar que se opone a la ley europea.

Seehofer fue luego persuadido por sus colegas del partido para que conversara una vez más con Merkel este lunes para intentar resolver la disputa. El funcionario dijo que tomaría una decisión definitiva en tres días.

La formación democristiana CDU de la canciller Merkel depende de la CSU para mantener el poder con una coalición formada hace tres meses para cerrar el vacío político tras las elecciones de septiembre.

La crisis política alemana es el último reflejo de la creciente división en la UE entre los países que quieren mantener las fronteras abiertas y los que buscan restringir el número de inmigrantes que entran en el bloque.

La situación en Alemania presionaba al euro el lunes y el índice bursátil alemán DAX abría con caídas superiores al 1 por ciento.

Los líderes de los tres partidos de la coalición tienen previsto reunirse este lunes para intentar resolver la crisis sobre la política migratoria, dijeron dos fuentes partidarias.

Legisladores de la CDU siguen respaldando a Merkel. Pero la CSU está dividida sobre cuán lejos llevar la disputa con la CDU y enfrenta en octubre una dura elección regional con el fuerte desafío de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD).