Con el antecedente de los obispos chilenos que renunciaron por encubrimiento de pederastas, la Universidad Pontificia de México pidió perdón al pueblo mexicano por los casos de abuso sexual a niños ocurridos en el país.
“Ante Dios y su pueblo mexicano, expresamos nuestro dolor por los pecados y crímenes graves de abusos sexuales cometidos por algunos miembros del clero contra los niños, niñas y adolescentes, y avergonzados pedimos perdón”, dijo el padre Daniel Portillo en representación de la Universidad.
Durante la Jornada de Oración por las víctimas de abuso sexual en la Iglesia de México, encabezada por el Cardenal Carlos Aguiar Retes, la sede católica se comprometió a acompañar a las víctimas de abuso sexual dentro de la Iglesia.
“Sin duda hoy vemos una Iglesia mexicana comprometida a trabajar bajo el principio de Tolerancia Cero, orientada en la prevención de los abusos y en atender a las víctimas para que no se sientan abandonadas”, destacó el sacerdote.
En la reunión participaron integrantes de la Universidad y representantes de las diversas diócesis en el país quienes, a través de la oración, pidieron perdón por “el silencio, la complicidad o la indiferencia” que ha permanecido en la Iglesia.
“Perdón por las fallas en los procesos de intervención y por obstaculizar que las víctimas se puedan acercar a la justicia; por haber ignorado los efectos y consecuencias que sufre una victima de abuso sexual, por la revictimización y por el dolor que hemos causado en sus familias al no mostrar el rostro de misericordia de la iglesia.
“Perdón por no formarnos lo suficiente para ser eficaces en los procesos de ayuda, por los abusos, excesos y negligencias en el tratamiento de cada uno de los casos. Perdón por los daños en los niños y niñas que les han robado su inocencia”, rezaron.
La Universidad Pontificia se mostró dispuesta a dar orientación jurídica para colaborar con las víctimas en la presentación de denuncias.
Al respecto, el Cardenal Carlos Aguiar Retes aseguró que una de las formas en las que la Iglesia puede ayudar a quien ha sido víctima, es a superar la acción, “ayudarle a no clavarse en el pasado, por más terrible que sea”.
“Pidamos por todos aquellos que han sido injustamente agredidos, de quienes esperaban este acompañamiento hacia el descubrimiento de Dios. Que todos seamos capaces de ser apoyo y posada de quien se encuentra hundido y herido, como son las víctimas de los abusos sexuales”, dijo.