El ciclo menstrual le genera millones a estas apps

REDACCIÓN

Sarah Martin, residente en Berlín, solía anotar su ciclo menstrual en la misma agenda de papel donde apuntaba sus citas de trabajo. A veces también dibujaba un pequeño corazón en los días que había tenido relaciones sexuales. Hoy usa una aplicación para smartphone para llevar el control de su ciclo, porque “la aplicación se siente más privada y discreta”, dice, aunque reconoce que probablemente no lo sea.

Como Martín, más de cien millones de mujeres en todo el mundo utilizan aplicaciones gratuitas para monitorear la regla, tales como Flo, Glow, Ovia y Clue, y tal vez quieran ser más cautas al respecto.

Algunas mujeres usan estas aplicaciones para quedar embarazadas o, por el contrario, evitar el embarazo; otras simplemente para tener una mejor idea de lo que hace su cuerpo. En cualquier caso, las aplicaciones también incorporan una variedad de funciones de monitoreo de la salud, y la mayoría está aprovechando los datos recopilados para ganar dinero con la idea de que podrán construir modelos de negocios a partir de esta información extremadamente sensible.

Estas aplicaciones no tienen que cumplir con los estándares de privacidad de, por ejemplo, médicos u hospitales. Tampoco son infalibles. Por ejemplo, está el caso deNatural Cycles, una aplicación que fue aprobada por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) y que atrajo varias críticas el año pasado luego de que mujeres en Suecia reportaron embarazos no deseados mientras la usaban. Los reguladores suecos pidieron que la compañía exponga con claridad que no promete una precisión del cien por ciento.

“No hay dos ciclos exactamente iguales, ni siquiera en la misma mujer”, advierte Anna Glasier, una investigadora de la anticoncepción de la Universidad de Edimburgo.

Una aplicación “no hace nada más que confiar en que las personas no tengan relaciones sexuales en un momento determinado del ciclo. Y sabemos que eso no funciona muy bien”. Natural Cycles dijo por medio de un comunicado que tiene una efectividad de un 93 por ciento, basado en un estudio de aproximadamente 22 mil mujeres.

Algunas aplicaciones piden más datos (¿cuándo fue la última vez que tuviste relaciones sexuales?, ¿usaste una prueba de ovulación este mes?) o sugieren hacer ejercicios. Combinadas, las aplicaciones han ingresado por lo menos 350 millones de dólares en los últimos años. Flo lidera el mercado estadounidense, 6 millones de sus 28 millones de usuarias mensuales se hallan en Estados Unidos.

Los gemelos bielorrusos Yuri y Dmitry Gurski fundaron Flo en Minsk, en 2015, y han perfeccionado la aplicación para que las mujeres registren su estado de ánimo, apetito sexual e incluso acné, así como la temperatura basal que puede ayudar a identificar los días de ovulación.

La compañía asegura que ha recopilado más de 13 mil millones de puntos de datos, y su equipo de quince científicos de datos los tamiza en busca de patrones. Con base en parte en sus conclusiones, la aplicación monitorea los ciclos irregulares y envía una alerta cuando es probable que una usuaria conciba.

“Muchas personas me han agradecido después de que la aplicación las ayudara a quedar embarazadas”, menciona Yuri Gurski.

Los hermanos no tenían precisamente mucha experiencia en salud femenina. Se dieron a conocer tras vender un par de aplicaciones de fotos a Google y Facebook (una de ellas transforma las caras de los usuarios en las de Stalin o Leonardo DiCaprio). Y, con todo, para el verano pasado ya ganaban dinero de la publicidad vendiendo anuncios segmentados a Procter & Gamble y Bayer.

En su aplicación, un test respaldado por Bayer, que vende un dispositivo intrauterino para regular el flujo menstrual abundante, incita a las usuarias a pensar si su sangrado menstrual es inusualmente intenso. Una adolescente que usa Flo puede recibir anuncios sobre el uso de tampones, mientras que una mujer de 30 años puede recibir publicidad de pruebas de ovulación.

Flo dice que ya es rentable si no tiene en cuenta los gastos de marketing y que un modelo de suscripción que lanzó en el otoño es prometedor. Hasta ahora, alrededor del 3 por ciento de las usuarias se han suscrito para pagar hasta 10 dólares al mes por artículos y datos adicionales.

Glow, respaldada por el cofundador de PayPal, Max Levchin, comenzó a comercializar la fertilización in vitro directamente entre sus usuarias hace aproximadamente un año.

Ovia está tratando de vender una versión de pago de su aplicación a las aseguradoras y grandes empleadores que desean saber cuántos de sus miembros o empleados quieren concebir. Ambas compañías están certificadas de conformidad con las reglas de privacidad de pacientes de Estados Unidos y dicen que no venden datos a terceros.

Ida Tin, directora de Clue, la mayor rival occidental de Flo, asegura que se opone firmemente a la publicación de anuncios segmentados que considera invasivos. Aunque los términos de servicio de Clue permiten que los datos de las usuarias se compartan con investigadores académicos y no descartan explícitamente el uso comercial, la compañía ha prometido no seguir ese camino.

“Mi sueño es que la gente lea los términos de servicio”, afirma Tin. “No tengo que sacarle provecho a cada pequeña cosa que hago y venderle mis datos a todo dios… no es por eso que estoy haciendo esto”.

Su aplicación es muy analítica, ya que permite a las mujeres dar seguimiento a los problemas de salud que pueden estar vinculados a sus ciclos (desde el estreñimiento hasta la depresión) y cobra alrededor de un dólar mensualmente por otro análisis adicional de datos, incluida una función que predice los próximos síntomas basándose en los anteriores. Clue no revela cuántas de sus más de 10 millones de usuarias se han suscrito. Tin apunta que los inversionistas que han aportado 30 millones de dólares en capital son pacientes.

Hasta ahora, Clue parece ser la excepción. A menos que exista algún tipo de regulación, es probable que el mercado se mueva hacia una minería de datos cada vez más intensiva. En China, eso no parece incomodar a las mujeres, dice Chai Ke, CEO de Dayima en Beijing. Su servicio procesa información muy personal con el permiso de las usuarias.

“Si sabes dónde vivo y estoy embarazada y en qué hospital daré a luz, y tu vendedor se me acerca cuando vuelvo a casa del hospital”, señala, “entonces ese es un problema”.

 

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