Egan Bernal, el hombre de las alturas

REDACCIÓN

Nació, comió y respiró a más de 2 mil 700 metros toda su vida. Lo que para otros implicaba un reto, para Egan Bernal era una costumbre. La montaña es su hábitat natural. Es un hombre que “respira grueso”, como dicen los colombianos que viven en las cadenas montañosas, esas que están llenas de muchachos que pedalean por llevar el pan a la casa, por pagar la renta o los estudios. De ese mundo viene Egan Bernal, quien ayer se convirtió en el primer latinoamericano en ganar el Tour de Francia.

Cuando su madre lo dio a luz en Zipaquirá, uno de los municipios con mayor índice de pobreza de Colombia, tuvo que ir a un hospital de Bogotá para el parto. Pero en cuanto nació, de vuelta a la montaña.

Así lo cuenta en entrevista con El Financiero Pablo Arbeláez, experto colombiano en ciclismo que ha estado cerca de las generaciones de ciclistas que han puesto en alto el nombre de Colombia en las últimas dos décadas.

“Es un hombre que tuvo una vida muy sencilla y humilde, pero que supo encauzarse. Tiene algo de lo que carecen muchos atletas colombianos y latinoamericanos: una mentalidad fuerte derivada de la disciplina, la educación y la responsabilidad”, asegura.

Ayer, este joven de 22 años puso de fiesta a Colombia, un país donde el ciclismo es considerado cada vez más como un deporte nacional. En su natal Zipaquirá los niños se disfrazaron con maillots amarillos y cascos de ciclista.

Al subirse al podio en los Campos Elíseos, Bernal dio muestra de su alto nivel de preparación intelectual al pronunciar su discurso en inglés, francés y español. Antes, dio su bendición a su madre y a su hermano. Prueba irrefutable, dice Arbeláez, de la dicotomía que está presente en este “genio del ciclismo”, como ya muchos comienzan a llamarlo. Por un lado, el Egan de la fe, sentimental como casi todos los latinoamericanos. Y por otro, el Egan estoico y consciente de que para correr en los máximos circuitos del ciclismo se necesita algo más que una condición física feroz. “Sólo una mentalidad tan fuerte puede soportar la tortura física que es el Tour de Francia”, dice Arbeláez.

Cuando le preguntan por qué Colombia es el semillero de tantos y tan talentosos ciclistas de ruta, Bernal asegura que todo depende de las condiciones de vida: “(Los colombianos) corremos en otro entorno con la necesidad y pensando que en mi casa está la familia, que soy el jefe de mi casa. Y entonces nada es un juego. Para mí el ciclismo nunca fue un juego. Obviamente me gustaba montar en bicicleta, pero nunca fue un juego. Yo corro porque en mi casa dependen de lo que yo haga”, dijo a Marca en 2016.

El líder de su equipo era el británico Geraint Thomas, que acabó segundo en la general, pero al final fue el colombiano quien dio la cara por el Team INEOS. En Los Pirineos se convirtió en una bestia imparable.

“Ganar un Tour a los 22 años es una locura. Es un hombre acostumbrado al rendimiento físico que se requiere para practicar ciclismo en la montaña. Sabe responder ante situaciones violentas. Siempre sorprende en todas las pruebas de laboratorio. Sus valores con altísimos. Su consumo de oxígeno es perfecto. Su organismo produce más hemoglobina y hematocritos que otros corredores. Es un fuera de serie”, concluye el experto

 

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