Redacción

El estado de los neumáticos es uno de los elementos fundamentales para garantizar una conducción segura y eficaz. Con el paso de los kilómetros, los vehículos sufren un continuado desgaste en ellos, lo que aumenta los riesgos de sufrir un pinchazo, deslizamientos, e incluso de perder el control debido a una hipotético reventón.

La mayoría de los conductores han aprendido a prestar atención al estado de sus neumáticos y a ser más conscientes de los peligros que supone llevarlos en mal estado. Cuando se hace definitivamente necesario, lo mejor es acudir a un profesional, como Recambioscoches.es, y proceder a la sustitución de los neumáticos lo antes posible.

Pero otras personas no tienen la costumbre de revisar las gomas de sus ruedas y se ponen en peligro a sí mismas. Para evitar esto, unos ingenieros han inventado un sensor especial de bajo coste que puede supervisar constantemente el estado de cada neumático y avisar al propietario cuando estos requieran nuestra atención.

Los inventores, de la universidad de Duke, creen que su uso aumentará el rendimiento del vehículo, reducirá el consumo de combustible y mejorará su seguridad.

El sensor ha sido diseñado utilizando nanotubos metálicos de carbono (diminutos cilindros de átomos de carbono) los cuales son capaces de notar cambios en la escala del milímetro en cuanto a la profundidad de la banda de rodadura, y hacerlo con una precisión del 99 por ciento.

Es curioso que con la cantidad de sensores y tecnología aplicada a los automóviles modernos de hoy en día, apenas se obtenga información de la única parte del vehículo que realmente está en contacto con la calzada, indica Aaron Franklin, ingeniero en Duke. Su solución, cuyo diseño se ha publicado en la revista IEEE Sensors Journal, podría ser la que resuelva la cuestión.

Los sensores han sido pensados para ser literalmente impresos usando una impresora de chorro de aerosol sobre casi cualquier superficie, incluyendo el interior del neumático. Los nanotubos de carbono metálicos son aplicados sobre una película de poliamida, lo bastante resistentes como para sobrevivir en el duro ambiente dentro del neumático. Los sensores serán tan baratos que una vez se produzcan en gran cantidad costarán menos de un céntimo la pieza. En el futuro, la tecnología podría usarse para medir la presión en los neumáticos, para controlar el grosor de las pastillas de freno, etc.