“Coronalibro”, más de 4 mil 500 imágenes de 15 países que retratan la pandemia

Más de 4 mil 500 propuestas de 15 países se respondieron a la convocatoria de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM)  para un proyecto colaborativo, un fotolibro y una pieza multimedia en torno del coronavirus.

Este 5 de mayo cerró el plazo para enviar fotografías para la creación de un libro de 140 páginas, y en dos plataformas digitales habrá oportunidad de presentar un mayor conjunto con los proyectos participantes.

El fotógrafo Francisco Mata, coordinador general de Difusión Cultural de la UAM, explicó que fue un proyecto colaborativo que en principio llamaron “Coronalibro”, con fotografías, pero también con videos y textos para hace una pieza multimedia.

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Fotografías de Clauzzia Gómez y Esteban Barrera, cortesía

La idea principal, explicó Mata es hacer un libro fotográfico con fotos como otros que se han realizado en la UAM como “Ser mujer”  -que tuvo el premio Juan Pablos de Arte Editorial- y antes de ese uno llamado “43”, sobre las manifestaciones sociales en el caso Ayotzinapa; y “Migración 2.0” y uno más sobre el sismo de 2017.

“Tendremos tres versiones; la primera será una versión digital del libro con muchas más páginas, con equilibrio; luego, una versión multimedia con algunos de los videos y textos, y después el libro físico, para el que sí tenemos más limitaciones de espacio y presupuesto”.

La convocatoria que hizo la UAM a través de redes sociales, Facebook e Instagram, invitó a fotógrafos y ciudadanos enviaran imágenes sobre el confinamiento.

Se recibieron trabajos de Alemania, Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Costa Rica, Dinamarca, Ecuador, España, Finlandia, México, Portugal, Turquía, Uruguay y Venezuela.

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Fotografías de Ricardo Alva y Juliana Faggi, cortesía

El libro se podrá consultar en línea y descargar de manera gratuita, al regreso a las actividades formales de la Universidad tras se imprimirán alrededor de 2 mil ejemplares y se distribuirán entre los autores seleccionados para el libro.

“La gran mayoría de los participantes son fotógrafos, aficionados, profesionales, documentales, mucha gente trabajando con autorretrato; hombres y mujeres más o menos en proporción”.

Entre los participantes hay alta la presencia de quienes no se dedican a la fotografía: “Recordemos que la fotografía en la actualidad ya no es una actividad exclusiva de los profesionales sino que es un gesto de comunicación  que compartimos todos y eso permite que la participación de personas que no están vinculadas de una manera profesional a la imagen también se haga presente”, comentó Francisco Mata.

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Fotografías de Ariel Torres y Alejandra Malcorra, cortesía

Lo que se recibió por ejemplo muestra mundos muy íntimos, refleja el aburrimiento, el hartazgo, detalló Mata.

“Pero todo eso deriva en mucha creatividad y esperanza, estar reflexionando con imagen sobre este momento culmina en un acto esperanzador, a pesar de todo”. Se recibieron trabajos con un gran cuidado en la composición o la luz, hasta otras que sin una alta perfección técnica tienen gran frescura.

“Eso nos permite construir una narrativa visual enorme; las posibilidades que teneos de edición son enormes. Las posibilidades de generar un discurso con las imágenes, aunque no cuentan una historia específica sino ser un detonar de ideas, provocador, donde el lector sea el que construya una historia, cada quien desde su perspectiva y experiencia”.

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Fotografías de Nicolás Jacobo y Eugenia Neme, cortesía

Para Francisco Mata la situación de la imagen está en un proceso de redefinición de sí misma: “Los géneros que conocíamos y entendíamos de una manera clara se han disuelto por completo, vemos fotógrafos documentales haciendo testimonios casi periodísticos utilizando estrategias de la foto construida, y vemos a artistas visuales sin pretensiones testimoniales utilizando estrategias de la foto documental. Para las nuevas generaciones es cada vez menos trascendente saber qué género es. Por un lado está la poca credibilidad de la imagen,  las nuevas generaciones están acostumbradas a que la fotografía no necesariamente es la verdad sino una construcción. Pero por otra parte, no le creemos a la fotografía sino al autor”.

Mata consideró que la gran capacidad de hablar en primera persona es algo que sobresale en el proyecto: “A pesar de que cada fotografía puede ser considerada como un documento, todas son voces en primera persona, qué estoy sintiendo yo, cómo estoy inmerso en esto”.

Dijo que se espera que en dos semanas esté lista la versión digital, y que en junio, si coincide con el regreso  a las actividades, se pueda enviar el libro a imprenta. El libro impreso tendrá en principio un tiraje de 2 mil ejemplares.

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