Redacción
Los velocípedos, armones y autoarmones llegaron a México a finales del siglo XIX, y se convirtieron en vehículos emblemáticos de los trabajadores de vía en todo el sistema ferroviario. Mientras los maquinistas y su tripulación posaban en sus locomotoras o “negras consentidas”, las cuadrillas de reparadores de vía, inspectores, mayordomos e ingenieros lo hacían arriba o al lado del armón, el instrumento de trabajo que les daba sentido de pertenencia al gremio.
El armoncito, una vida sobre rieles invita a conocer a través de la plataforma Contigo en la distancia, imágenes de archivo, así como de la colección de equipo rodante y herramientas de trabajo que se resguardan en el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos, y que dan muestra del valioso Patrimonio ferroviario. Complementa la muestra un video con fragmentos del documental titulado Se trabaja, del Noticiario mexicano de 1952, mismo que pertenece a la Colección Miguel Alemán, de la Cineteca Nacional.