Parlamento de Líbano designa a Mustafá Adib como primer ministro

Redacción

El diplomático Mustafá Adib fue designado este lunes nuevo primer ministro del Líbano por el Parlamento tres semanas después de que el Gobierno de Hasan Diab dimitiera en bloque tras la explosión en el puerto de Beirut que sacudió al país en medio de una de las peores crisis en su historia.

Adib, embajador del Líbano en Alemania desde 2013, contó con 90 de los 119 votos emitidos y recibió el respaldo de los principales bloques políticos del país.

El nombramiento de Adib, de 48 años, fue anunciado en una declaración difundida por televisión y el responsable se reunió acto seguido con el presidente Aoun y el portavoz del parlamento, Nabih Berri.

Minutos después, se comprometió a formar “en un tiempo récord” un equipo ministerial de “expertos” “competentes”, para poner en marcha las “reformas” que los ciudadanos esperan hace tanto tiempo.

“La tarea que he aceptado reposa en el hecho de que todas las fuerzas políticas son conscientes de la necesidad de formar un gobierno en un tiempo récord y comenzar a poner en marcha las reformas, tomando como punto de partida un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI)”, dijo en un discurso transmitido por televisión.

Tras la devastadora explosión en el puerto de Beirut, el pasado 4 de agosto, que provocó al menos 188 muertos, la comunidad internacional aumentó su presión sobre los dirigentes libaneses para que impulsen una ambiciosa reforma de un país que atraviesa una profunda crisis política, económica y social.

¿Quién es Mustafá Adib?

Conocedor de la política interna del Líbano y hasta ahora embajador en Alemania, el libanés Mustafá Adib se ha convertido este lunes en el nuevo primer ministro del país cuando sufre una de las peores crisis en sus cien años de historia.

Adib, nacido en 1972, ha sido elegido por 90 votos de los 120 del Parlamento, incluidos los de Hizbulá (chií) y los de la Corriente de Futuro (suní), para suceder a Hasan Diab, que dimitió el pasado 10 de agosto tras la explosión de 2.750 toneladas de nitrato de amonio en el puerto de Beirut que ha sacudido al país entero.

“No hay tiempo para palabras y promesas, sino que ahora es el momento de la acción”, fueron sus primeras palabras en el palacio presidencial de Baabda.

Se convierte en el tercer primer ministro en tan solo diez meses, ya que el país dio un vuelco por completo el pasado 17 de octubre con la revolución contra la clase dirigente y la consecuente dimisión del histórico Saad Hariri el 29 de ese mismo mes.

En la sombra durante años

Casado y con cinco hijos, ha sido el hombre de confianza del exprimer ministro Najib Mikati, del que fue asesor entre 2000 y 2011, cuando fue nombrado su jefe de gabinete.

Adib habla árabe, francés e inglés y es doctor en Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Montpellier I (Francia), donde también ha trabajado.

Entre los años 2005 y 2006, fechas cruciales para la historia reciente del país por el asesinato del exprimer ministro Rafic Hariri y la salida de las tropas sirias del país, representó a Mikati ante el comité especial a cargo de crear la nueva ley electoral.

Desde julio de 2013 venía siendo embajador del Líbano en Alemania.

Adib es, al igual que Diab, musulmán suní ya que, de acuerdo a la tradición, el primer ministro libanés ha de ser suní; el presidente del Parlamento un musulmán chií y el presidente un cristiano maronita.

Unas cuotas sectarias que también se aplican en la repartición de escaños en el Parlamento, pero que el presidente del Líbano, Michel Aoun, ya ha abogado por abandonar para que el Líbano se convierte en un Estado laico.

Múltiples crisis

Adib tiene ahora la tarea de formar un nuevo Gobierno, pero hasta que ocurra seguirá en funciones el gabinete de Diab, en un momento en que el Líbano se enfrenta a varias crisis.

Por un lado debe afrontar la tarea económica ya que el país atraviesa la peor crisis desde el final de la guerra civil (1975-1990) con una divisa local que se ha disparado frente al dólar, una moneda que pasaba de mano en mano en el país y que ahora ni los bancos reparten.

La humanitaria se ha sumado a la tormenta perfecta que vive el país mediterráneo, agravada por la explosión del 4 de agosto que ha causado 190 muertos, más de 6 mil 500 heridos y 300 mil personas sin hogar en Beirut.

La Comisión Económica y Social para Asia Occidental de la ONU (ESCWA, en inglés) estimó el pasado 19 de agosto en un 55 % la tasa de población en situación de pobreza en el país, es decir, unos 2.7 millones que viven con menos de 14 dólares al día, un porcentaje que el año pasado se situaba en el 28 %, un estudio que se realizó previo a la explosión.

La sanitaria es otra de las asignaturas pendientes, en medio de un incremento de número de casos del nuevo coronavirus desde la flexibilización de medidas en julio y tras la tragedia del puerto, que dejó hospitales y centros sanitarios completamente colapsados y algunos fuera de servicio.

Y, por último, una crisis política y social con una población que busca deshacerse del sistema dirigente y corrupto que ha llevado a que el Líbano pase por uno de sus peores momentos de la historia.

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