La “programación neurológica” para la obesidad y el equilibrio entre omega-6 y omega-3

Redacción

Desde la década de 1960, la dieta occidental ha experimentado cambios notables en las proporciones de grasas omega-6 poliinsaturadas y grasas omega-3 poliinsaturadas que históricamente los humanos nunca habían experimentado antes.

La proporción entre estos dos tipos de grasas es importante porque bioquímicamente compiten entre sí para incorporarse a las membranas celulares, y un desequilibrio de entre omega-6 y omega-3 en las membranas de los glóbulos rojos está correlacionado con el aumento de peso. Un estudio anterior en ratones había encontrado que en la madre embarazada una dieta con un desequilibrio de omega-6 / omega-3 replica este desequilibrio en el cerebro de sus hijos.

Las grasas omega-6 se encuentran, por ejemplo, en el aceite de semillas de uva, el aceite de maíz y el aceite de sésamo, y son un ingrediente básico de varios aderezos para ensaladas en las cocinas tradicionales de diversos países. Las grasas omega-3 se encuentran en el pescado, el aceite de perilla y el aceite de linaza.

El equipo de Nobuyuki Sakayori, de la Universidad de Hiroshima en Japón, ha comprobado en un nuevo estudio que las ratonas embarazadas alimentadas con una dieta alta en grasas omega-6 y baja en grasas omega-3 producen descendientes que pasan a exhibir niveles “hedónicos” (que provocan placer pero que resultan excesivos) de consumo de alimentos hipercalóricos.

En cambio, los ratones cuyas madres no habían consumido la citada dieta desequilibrada con exceso de omega-6 y escasez de omega-3 no mostraron tanto comportamiento de sobrealimentación, incluso cuando fueron tentados por la presencia de tales alimentos hipercalóricos.

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La tinción violeta muestra células cerebrales que liberan dopamina. La tinción verde muestra las células recién generadas. La tinción azul muestra las células en general. (Foto: Nobuyuki Sakayori, Hiroshima University)

En el nuevo estudio, los investigadores también encontraron que las crías, mientras aún están en el útero, exhiben una mayor proliferación de las neuronas productoras de dopamina en el mesencéfalo, entre cuyas funciones figura su intervención en el sistema neurológico de recompensas. Creen que la exposición a esta dieta alta en omega-6 y baja en omega-3 aumenta el crecimiento de estas neuronas en el cerebro del feto durante un período específico del embarazo, impulsando la liberación de dopamina en el cerebro de los hijos, y así prepara a estos para el consumo hedónico de alimentos ricos en grasa y/o azúcar a lo largo de su vida.

Sakayori y sus colegas también encontraron que un fármaco inhibidor de la dopamina elimina el consumo hedónico en los hijos. Esto respalda aún más la noción de que la señalización de la dopamina desempeña un papel crítico en la regulación de este comportamiento.

La nueva investigación puede ser un primer paso hacia los estudios epidemiológicos en humanos para ver si el patrón observado por el equipo de Sakayori se puede aplicar a las personas.

Si es aplicable, entonces una nueva estrategia para prevenir la obesidad en los niños podría ser regular el tipo de grasas que consumen las madres embarazadas, una estrategia comparable a la actual de procurar evitar consumir alcohol durante el embarazo.

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