CON RAZÓN BARTLETT SE REÍA

por Rafael Cardona

“Cuando vio la multitud, Subió al monte; y al sentarse él, se le acercaron sus Discípulos.

“Y abriendo su boca, les enseñaba diciendo: “Bienaventurados los pobres en Espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”.

Con estas palabras, cuya profunda humanidad ha trascendido el tiempo, relata Mateo, el evangelista, el principio del Sermón de la Montaña, cuya resonancia resume los fundamentos del credo cristiano. Una belleza, una emoción.

Hoy los pobres tabasqueños no tienen el reino celestial, sino el mundo acuático. Todos anegados como en triste charca de pejelagartos o caimanes.

Los pobres han sido utilizados siempre como pieza central de una eterna oratoria de reivindicaciones aplazadas por el tiempo y las codicias de clase.

La falta de piedad, la ausencia de caridad, la negación de la empatía hacia quienes poco o nada tienen y menos logran cuando se les viene encima el torrente liberado de una presa funesta, cuyos volúmenes de almacenamiento aumentan —año con año—, sin nadie para imaginar a tiempo rutas de desfogue hacia otros depósitos; construcción de represas, vasos de regulación o alguna otra solución de ingeniería para evitar las inundaciones voluntarias, selectivas y desastrosamente producidas —no por la lluvia—, sino por la mano del hombre. Eso es.

Hoy, luego de la rabieta tabasqueña del gobernador Adán Augusto López y su demanda contra el Director de la CFE, el sonriente Manuel Bartlett, el Señor Presidente nos dice la verdad: la decisión fue suya.

¿Y ‘ora?

Por su elección entre las decisiones inconvenientes, el agua no se fue toda hacia Villahermosa, con su infraestructura urbanizada y se prefirió dejar bajo el agua las tierras bajas de los indios chontales, pobres entre los pobres.

“…Tuvimos que optar entre inconvenientes; no inundar Villahermosa y que el agua saliera por el Samaria, por las zonas bajas. Desde luego, se perjudicó a la gente de Nacajuca… los más pobres, pero teníamos que tomar una decisión, ahora ya estamos ayudando allá, abajo, y donde vive la mayoría de la gente de Tabasco se evitó una inundación mayor…”

Los hombres y mujeres de la etnia chontal, quienes a sí mismos se llaman yoko yinikob (“hombres verdaderos”) y yoko ixikob (“mujeres verdaderas”), y hablan el yoko t’aan (“la lengua verdadera”), están hoy sumergidos en un verdadero desastre; pero como les dijo la muy solidaria y no menos tartamuda directora de la Comisión Nacional del Agua, Blanca Elena Jiménez, allí les tocó vivir. No chillen, le faltó sugerir.

Una vez explicado el motivo de tan desastrosa condición, quizá Adán Augusto enrolle su demanda contra Bartlett y se la guarde allá donde nunca le da el sol, porque ni pensar en ampliarla hasta el jefe del Ejecutivo, quien fue —como en el “culiacanazo”—, quien tomó la tremenda decisión.

Ni modo, como también decía Carlos Pellicer: “…el agua está viva y el tiempo es agua…” Aguarden el reino de los cielos y mientras eso llega, regocíjense, ya no es como antes, excepto el agua, el agua insobornable.

OAXACA.  Cuando se habla de pobreza automáticamente muchos piensan en Oaxaca y sus pueblos aislados, montunos, cerriles, incomunicados en los nudos serranos de la Mixteca o el Istmo.

Sin embargo, por cuarto año consecutivo, Oaxaca crece por encima de la media nacional, tres por ciento —en algunos momentos hasta cuatro—, con lo cual mantiene una economía ascendente, cuyos mejores momentos —dijo el gobernador Alejandro Murat en su IV Informe—, llegarán con toda seguridad cuando opere el canal interoceánico promovido por el gobierno federal y secundado por el gobierno del estado.

Murat presentó exitosamente su informe en el Congreso y se refirió al sistema de salud de Oaxaca, donde se han construido tres hospitales y 22 centros de salud después de los sismos del 2017 y se ha dotado a los médicos y enfermeras de equipo con una inversión de 357 millones de pesos.

“Sabemos de sobra que nada alcanzará a pagar todo el esfuerzo y el sacrificio personal que están haciendo para salvar vidas, poniendo incluso en riesgo la suya. Gracias a su heroico esfuerzo, hoy Oaxaca está tres puntos porcentuales por debajo del promedio nacional de muertes por COVID-19…”

En la parte política de su mensaje Alejandro Murat insistió en la ruta de concordia en los tiempos de la pandemia.

Dijo que es tiempo de trabajo, de construcción de acuerdos y que las diferencias y divergencias políticas, deben esperar al periodo electoral.

Ahora se deben resolver problemas económicos y sanitarios.

 

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