Los parientes del sorgo que podrían ayudarlo a soportar el calor y la sequía

Redacción

Se estima que el sorgo o zahína es el quinto cereal de cultivo agrícola más importante del mundo. Como cultivo alimenticio tanto para humanos como para animales de granja, el sorgo se cultiva en muchas partes del mundo. En algunas zonas de África y Asia, es un cultivo de importancia crítica para la seguridad alimentaria y nutricional.

 

Todos los cultivos agrícolas, incluido el sorgo, tienen parientes evolutivos salvajes, al igual que los lobos son parientes salvajes de los perros domésticos. Presentes en muchos sitios, desde laderas rocosas y dunas de arena hasta prados y bosques, las especies de sorgo silvestre son muy resistentes. Valdría la pena usar estos rasgos para desarrollar nuevas variedades de sorgo agrícola que se adapten mejor que el convencional a condiciones más cálidas y secas.

 

Una investigación, realizada por el equipo de Harry Myrans, de la Universidad Monash en Australia, ha encontrado la mayor abundancia de parientes silvestres del sorgo en Australia, a pesar de haber sido domesticado en África. Hay 23 de estos parientes evolutivos silvestres en Australia, mientras que solo 1 está en América y 5 están en África y Asia.

 

Los parientes australianos del sorgo poseen cualidades que podrían ayudar a la variedad agrícola a soportar mejor la sequía y el calor extremo, que van en aumento por culpa del calentamiento global.

 

Pero por desgracia 12 de las 23 especies silvestres australianas están aparentemente en peligro de extinción, 4 son vulnerables y 4 más podrían estar también amenazas pronto. Urge tomar medidas para proteger a estas plantas silvestres, alimentaria y económicamente importantes, tal como alertan los autores del estudio.

 

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Sorgo en un mercado de la ciudad de Sawla, en Ghana. (Foto: Neil Palmer / International Center for Tropical Agriculture. CC BY-NC-SA 2.0)

 

“Nos sorprendió descubrir que muchas especies silvestres no están suficientemente salvaguardadas en áreas protegidas o hábitats naturales, ni en bancos de genes. La destrucción del hábitat, las especies invasoras y el propio cambio climático global amenazan su existencia”, explica Myrans. “Hay que insistir en la conveniencia de crear políticas de conservación para proteger las plantas silvestres, y llevar a cabo recolecciones urgentes de semillas para protegerlas en los bancos de genes a largo plazo”.

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