Volverse enano en una isla: el caso de una especie de sapo

Redacción

En 1922, unos sapos de la especie Sclerophrys gutturalis, nativa de África continental, fueron introducidos deliberadamente desde la localidad de Durban en Sudáfrica a la isla de Mauriciocon el propósito de hacerlos ejercer de depredadores de escarabajos que causaban estragos en las plantaciones de caña de azúcar y así mantenerlos a raya. Desde allí, sapos de la misma especie fueron reubicados en la isla Reunión en 1927 para que hicieran un trabajo similar, en este caso contra los mosquitos portadores de la malaria.

El equipo de James Baxter-Gilbert, de la Universidad de Stellenbosch en Sudáfrica, ha descubierto que en este centenar de años transcurridos desde que se introdujeron sapos de la especie Sclerophrys gutturalis en las islas de Mauricio y Reunión, su tamaño corporal total se ha reducido hasta un tercio en comparación con sus homólogos de Sudáfrica.

El hallazgo es asombroso porque el tamaño corporal de los sapos ha disminuido en esta magnitud en apenas cien años. Esto pone en tela de juicio algunas ideas muy aceptadas sobre los mecanismos evolutivos que impulsan cambios de este tipo, tal como subraya Baxter-Gilbert.

Otro hallazgo importante del nuevo estudio es la significativa reducción en la longitud de las extremidades posteriores de estos anfibios. Según los investigadores, esto podría deberse a cambios en su estrategia reproductiva, o a la ausencia de los depredadores naturales del sapo. Alternativamente, también podría estar asociado al hecho de que una vez que los individuos se extienden por la totalidad de un territorio (en este caso, por la totalidad de la isla), la necesidad de dispersión ya no es un motor importante de cambio, algo similar a las tendencias que se observan en las aves isleñas cuando pierden su capacidad de volar.

Si bien los biólogos están familiarizados con este tipo de cambio que se produce cuando las poblaciones de animales colonizadores se adaptan a la vida en una isla, parte de un fenómeno conocido como “síndrome de la isla”, lo cierto es que los cambios a gran escala en el tamaño del cuerpo, tanto las disminuciones como los aumentos se materializan a través de largos procesos evolutivos que duran miles o millones de años. Por eso, el hallazgo de que algo así puede ocurrir en un plazo de solo un siglo ha resultado una notable sorpresa.

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Sapo de la especie Sclerophrys gutturalis. (Foto: James Baxter-Gilbert)

El síndrome de la isla se manifiesta siguiendo una “ley” que consiste en que, con el tiempo, las especies que en los territorios continentales tienen un determinado tamaño corporal, que puede ser bastante grande, experimentarán, al vivir en una isla, una reducción de tamaño corporal, generación tras generación, a medida que se adapten a la vida de la isla. Esto ya ha ocurrido en numerosas ocasiones durante el pasado, como revelan algunos análisis de fósiles y algunos registros históricos. Entre los casos más notables, cabe destacar el de los hipopótamos enanos (Hippopotamus creutzburgi) y el de los elefantes Mammathus creticus de Creta durante el Pleistoceno.